Réplica (I-A)

He tenido el honor de colaborar en Autonomía y Bienvivir con diversos artículos, para quienes no conozcan, es un espacio excelente para la reflexión junto con otros blogs, ahí se exponen artículos que tienen que ver con decrecimiento, economía y fenómenos sociales.

Recientemente fui citado en  «El fútbol como metáfora de nuestra civilización: muchos símbolos y un proyecto» y consideré oportuno extender el debate, ya que es un excelente artículo y no siempre tengo el gusto de intercambiar ideas de este modo. Considero que el artículo firmado por MagicR es un texto que aborda temas muy complejos que juntos forman una sinfonía que no siempre es fácil de entender, pero el autor hace un trabajo extraordinario y abre vías para hacer algo «más», así que sin más preámbulo empezaré con mis comentarios.

Sobre el debate objetivo.

Uno de los puntos que parece tocar MagicR y espero no desvirtuar su trabajo ni confundirme es sobre el debate objetivo, sobre la definición o significado de cada palabra. En nuestra sociedad moderna o post-moderna este parece un debate estéril, pero como el menciona, una silla no es un objeto universal, sus características nos impiden transmitir de forma precisa lo que es una silla en particular a otra persona, de modo que aunque la palabra silla es perfectamente útil para que una persona diga «constrúyeme una silla» o «siéntate en esa silla», en el mundo real nos encontramos con que aún no podemos tener una «definición operacional» completa e inequívoca sobre lo que es una silla.

Los simpatizantes del positivismo desestimarán el problema mencionando que sea como sea hay un consenso social sobre lo que es una silla e incluso habrá quienes publiquen normas detalladas sobre lo que es una silla y sus características definitorias.

Pero como señala MagicR, el constructo silla puede definirse de múltiples modos, tiene características semióticas y obviar esta cualidad es eliminar información que es vital para el entendimiento de la relación entre el mundo y las personas, en el caso del artículo, del fútbol y lo que entienden las personas por fútbol.

Creo por tanto que MagicR acierta al mencionar que el significado contiene ciertas características que conviene analizar y para ello sugiere ciertas herramientas propuestas por Jung, pero entonces surgen otros asuntos que vienen a este debate.

Hablar de Freud y de Jung es querer hacia «magia negra» en un mundo en donde la inteligencia artificial de Google parece superar hitos impresionantes, (¿Existe realmente «eso» llamado inteligencia artificial?), no hay espacio para una suerte de «disciplinas interpretativas (o especulativas)» como las de Freud o Jung.

Freud intentó al igual que Lacan «hacer ciencia», sin embargo se encontraron de frente con el discurso positivista, el cual establece que toda ciencia tiene delimitados sus objetos de estudio y sobre todo tiene un método, por lo que sus propuestas jamás pudieron ser tomadas como «serias», científicamente hablando.

Lo anterior se debe a cómo se conformó el mundo positivista ampliamente inspirado por «el discurso del método» de René Descartes, quien propuso el hermoso sueño de la objetividad, es decir, la capacidad de observar (abordar) sin ningún tipo de sesgo la naturaleza para descubrir sus secretos.

El discurso del método derivó en el método científico, que a través de un minucioso trabajo establece las leyes por las que se rige el universo o eso se supone en teoría. Sin embargo algo tan «ambiguo» o «inmaterial» como la mente al parecer no puede abordarse de esta forma, por ello los trabajos de Freud, Jung y Lacan no entran en la ciencia moderna.

Aun así, hay quienes intentan considerar el psicoanálisis (particularmente el llamado «lacaniano») como una disciplina científica, no estoy de acuerdo con ello, pero eso es otra historia.

La escisión filosófica

Es en este punto cuando el movimiento positivista y empirista exige que la ciencia sólo sea alimentada con «leche ultra pura», es decir, a través de estudios objetivos, serios, verificables, medibles y replicables, por ello la filosofía queda relegada a una especie de «arte» y deja de ser considerada ciencia, hoy en día la «distancia mental» que existe entre filosofía y física es enorme, pero esto no siempre fue así.

La filosofía en algún momento fue la madre de todas las ciencias, lugar que hoy ocupa la física, y todo el conocimiento era parte de la jurisdicción filosófica, sin embargo el positivismo exigió la separación de las ciencias y la filosofía, del mismo modo que los estadistas ilustrados exigieron la separación estado/iglesia.

MagicR menciona como muchos científicos contemporáneos ignoran la historia de las ciencias, la filosofía de la ciencia y en general las implicaciones profundas de ser «seres conscientes» en un universo lleno de materia inanimada. Esto muchas veces deriva en personas que creen que la ciencia puede resolverlo todo. A propósito de eso, recomiendo encarecidamente leer «Sobre el fracaso del LHC Run 2, y los límites del conocimiento» que es un maravilloso texto que ilustra como a veces sobrevaloramos el poder de la ciencia o el conocimiento.

Lo que tenemos después de la separación ciencia – filosofía fue una ciencia que efectivamente avanzó sin el lastre de la filosofía, hasta que llegaron los problemas. MagicR ejemplifica algunos de esos problemas como los casos «ya clásicos» pero más vigentes que nunca de Kurt Gödel y sus teoremas de completitud, sin embargo «las fisuras» de la modernidad pueden verse por muchos otros lados, hay incluso un gran debate entre físicos que se acusan de hacer filosofía en lugar de física por el asunto de la mecánica cuántica.

Aquí haré una pequeña pausa para poner sal en una gran herida de la modernidad. Einstein quien quizá es el científico más reconocido y querido de la modernidad propuso su magnífica teoría general de la relatividad que establece que los objetos con masa deforman el espacio-tiempo creando la gravedad (quizá no soy muy preciso puesto que no soy físico). Su solución fue interesante y novedosa pero no le valió el premio nobel (esa es otra historia) y sin embargo el universo guardaba otras sorpresas para Einstein, su teoría describe muy bien como se comportan los objetos a nivel macroscópico, pero a nivel nanoscópico se empezó a observar que (por ejemplo) un electrón podía estar en dos lugares al mismo tiempo.

Eso y otras cosas como las «locuras» de Gödel empezaron a tumbar poco a poco el método científico y con él el discurso positivista y todo lo que la modernidad trajo consigo, de pronto se necesito de un mago o un brujo para explicar que demonios sucede en el universo. Einstein murió aferrado a su mundo objetivo y no se atrevió a saltar a los modelos probabilísticos de la física cuántica moderna, se negó a creer que este universo al parecer nos juega bromas.

Para ejemplificar burdamente el problema diremos que bajo la lógica de Descartes un árbol existe independientemente de si yo abro mis ojos o no, pero bajo la lógica probabilística de la mecánica cuántica, el árbol podría o no existir dependiendo de variables cuánticas, el ejemplo más conocido es el gato de Schrödinger, en donde además hay una superposición de estados, ¿Eso es lógico, objetivo, congruente, coherente?, ¿Eso es ciencia?.

Lo anterior es un punto necesario para poder seguir el debate de MagicR y es punto de partida sobre este y otros muchos problemas, por lo que pido que se tome en cuenta en futuros párrafos, esa es mi justificación o propuesta para decir que la objetividad no es del todo posible y todo acaba en un hermoso sueño, el sueño de un mundo objetivo.

¿Recomponiendo lo que se rompió?

Es en este punto creo percibir una propuesta de MagicR, quien sugiere que esta es una batalla entre la ciencia positivista «dura» que a mi punto de vista ya sufrió «demasiado» y una postura de otras personas que hablan de «que el sujeto contribuye a crear esa realidad de forma activa en un proceso histórico bajo una cultura específica y con un criterio de tipo pragmático basado en el propósito«.

Y si no me equívoco MagicR al declarar su postura es constructivista, pragmática y post-moderna nos propone una visión alternativa que no es relativista (como el mismo declara) ni cae en los vicios del eclecticismo. Vale la pena citar lo que es eclecticismo:

«El eclecticismo (del griego eklegein, «escoger») es, en filosofía, una escuela filosófica nacida en Grecia que se caracteriza por escoger (sin principios determinados) concepciones filosóficas, puntos de vista, ideas y valoraciones entre las demás escuelas que se asumen que puedan llegar a ser compatibles de forma coherente, combinándolas y mezclándolas aunque el resultado pueda ser a menudo contrapuesto sin llegar a formar un todo orgánico. «.

Lo anterior resulta muy importante debido a que ante los serios problemas de la ciencia y la vida post-moderna, hay quienes piensan que se puede combinar ciencia y religión, hay quienes piensan que se puede tener «solidez económica» con dinero fiduciario, hay quienes creen que las inconsistencias entre la relatividad general y la mecánica cuántica de Planck se pueden salvar con la(s) teoría(s) de cuerdas.

Llegados a este punto MagicR menciona que el gran reto post-moderno es romper la fragmentación disciplinar, recordemos brevemente que parte de este problema se debe a la concepción no-filosófica de la ciencia, Karel Kosik en su «dialéctica de lo concreto» parece sugerir que «el todo es más que la suma de sus partes», sin embargo en el mundo hiperglobalizado se exige que haya especialistas que conozcan a la perfección su propia área y es ampliamente tolerado que desconozcan sobre temas que no son de su competencia.

¿Es posible otro mundo?, ¿Otra ciencia?

MagicR sugiere un nuevo planteamiento, concuerdo con esta necesidad y creo que dicho planteamiento debería ser una concepción «nueva» de la realidad y de la ciencia, quizá una nueva filosofía de la ciencia, para MagicR este  planteamiento debe ser holístico, ¿eso es posible?.

De antemano estoy de acuerdo con lo que MagicR plantea puesto que desde Planck se hizo visible la necesidad de estructurar un nuevo método para seguir explorando el universo del conocimiento, por llamarlo de alguna manera, sin embargo uno de los problemas es que la fragmentación misma del universo parece impedir una visión holística «nuevamente». Einstein murió intentando hilar algo así como una teoría del campo unificado, que explicara porque algunos elementos de la física son ambiguos (por ejemplo la luz que es onda y partícula) ya no hablemos del comportamiento de las partículas subatómicas o el caprichoso spin del electrón. A partir de ahí la «ciencia madre», es decir, la física ha estado escindida y existen algunos físicos teóricos que acusan a los mismos físicos teóricos de especular en lugar de hacer ciencia, de modo que hay promotores y detractores de distintas teorías y escuelas, como la teoría «M», o en términos más coloquiales, teoría de cuerdas, super cuerdas y otros asuntos…

Como MagicR menciona el problema mismo llegó a las matemáticas, donde Gödel dejó en claro algo así como que cualquier sistema coherente que describiese conjuntos estaría incompleto, o sea que ni las matemáticas son tan consistentes como esperábamos. ¿Qué hacemos entonces? Alternativas las hay, desde Autonomía y Bienvivir se han planteado siempre alternativas y esto no debe ser la excepción, el problema es que como en el caso del decrecimiento, nos enfrentamos a una terrible resistencia. Mencioné que quizá la construcción de una nueva filosofía de la ciencia podría ayudarnos, una filosofía que observe los problema de forma no-dicotómica y quizá funcionalista, cuidando desde luego caer en los errores de la objetividad y la escuela positivista.

Unir el mundo científico y no científico en una visión holística implicaría un esfuerzo titánico en donde todos necesitaríamos algo así como un nivel de «consciencia superior» o cuando menos empatía, la modernidad dejó un mundo polarizado en donde muchas personas solo ven «verdades y no verdades» entre otros muchos problemas sociales y conceptuales, este tema puede continuar casi indefinidamente, pero creo que es posible construir una visión holística pese a la fragmentación disciplinar, metodológica y conceptual del estado actual de las ciencias. Cabe mencionar que originalmente esto fue así, anterior a la modernidad era raro el «científico», filósofo, ingeniero o pensador que no tenía una visión holística del mundo, sólo con la modernidad empezaron a nacer personas que defienden el neoliberalismo o el capitalismo pero atesoran oro físico, es decir, «franksteins» que se contradicen continuamente al no entender el universo complejo y tratar de ser congruentes siendo eclécticos.

Consciencia y autoreferencia

MagicR menciona que Bordieu se equivoca en ciertos aspectos y seguramente yo también, lo cual acepto plenamente, como he mencionado reiteradamente, no soy un defensor de Freud ni del psicoanálisis, sólo mencionó los puntos que ellos observaron en su momento y desde luego que cito y problematizo sobre ello, creo que uno de los problemas más graves de Freud es que no fue lo suficientemente Budista, considero que como padre de psicoanálisis no pude ver que su hijo algún día sería más grande que él mismo. Considero que visualizar y trabajar con la mente implica saber que la mente no se va a dejar observar «tal cual es», sino que va a usar todos los mecanismos a su alcance para reflejar una imagen imprecisa de si misma.

Esto lo advirtieron rápidamente los positivistas y para solucionar este inconveniente sugirieron los abordajes objetivos, hasta que los científicos observaron que las partículas subatómicas también juegan a cambiar cuando se les observa y que mientras no se les observa pueden tener interesantes estados de indeterminación. Creo entonces que MagicR sugiere que Bordieu y otros personajes debemos estar abiertos al escrutinio externo en todo momento, no caer en la certeza, quizá en otro momento hable del final de las certezas, pero en este momento vale la pena mencionar que una nueva filosofía de la ciencia necesitaría eliminar la palabra certeza, ¿ser agnóstica?.

Una nueva filosofía de la ciencia debería ser crítica de sí misma y evitar los estados de certeza, debe ser algo así como «consciente de si misma» y para ello debe poder lidiar con ambigüedades y estados de indeterminación procurando algo cercano a la objetividad. Karel Kosik a veces sugiere algo así como «saber que grado de error tiene la regla con la que medimos para saber que tanto podríamos estar equivocados». Se trataría entonces de una disciplina consciente de la imposibilidad de la objetividad pero que no descarte y que si agrupe, en fin… algo cercano a la imposibilidad metodológica y con un método a prueba de «trampas» observacionales, entre otras muchas cosas.

Continuará…

Debido a la extensión del debate y del artículo de MagicR dejo esta parte de mis comentarios para otra ocasión, esperando que quien guste también se una a la construcción de este intercambio de ideas.

Agradezco a MagicR por su interesante artículo y a todos los lectores involucrados.

Bienvenida la crítica y la participación, saludos.

El laberinto monetario y la sociedad inmóvil ¿Podemos cambiar algo de nuestro mundo?

Saludos queridos lectores, esta vez tengo el honor de publicar un artículo escrito por un buen amigo, que junto a autonomía y bienvivir escriben una serie de artículos que valen muchísimo la pena. Se trata de Jesús N. Proa, que también escribe en La proa del Argo, los invito a leer y ser participes de un debate notablemente diferente. Su visión económica y de la modernidad es un reducto fascinante en un mundo que ha perdido a grandes como Zigmunt Bauman, sin más preámbulo, los dejo con el artículo.

El laberinto monetario y la sociedad inmóvil ¿Podemos cambiar algo de nuestro mundo?

Entre las ideas más prometedoras para gatillar cambios sociales de largo alcance, de esos que no sabemos hasta donde nos pueden llevar, podemos citar la Renta Básica Universal, el trabajo público garantizado, la reforma del sistema monetario, o la utilización de las rentas no ganadas, en el sentido ricardiano, como base del sistema impositivo. Desde Autonomía y Bienvivir hemos dedicado parte de nuestro esfuerzo a la divulgación de esas brillantes ideas. Sin embargo, en este punto de mi recorrido intelectual me asaltan una serie de dudas, en ningún caso pienso que estas sean malas ideas, pero debo reconocer que aisladamente, en una sociedad compleja como la nuestra, es difícil pensar que una sola medida tomada de forma aislada pueda tener un gran impacto transformador.

Tomaremos una de ellas como epítome, la reforma monetaria. De forma telegráfica, y aunque evidentemente no hay un consenso sobre qué problemas tenemos con el sistema monetario, a mi juicio el principal es que el dinero se crea de forma privada. La mayor parte de la oferta monetaria de un país son depósitos a la vista o a plazo que crean los bancos comerciales al conceder un crédito. Naturalmente, los bancos hacen esto para ganar dinero, y por ello crean el dinero con interés. Cuando el dinero se crea de forma pública o comunitaria se puede crear sin interés, pero no ocurre lo mismo cuando el dinero se crea de forma privada. Otra consecuencia de este mecanismo de creación del dinero es que quienes tienen en su mano la impresora intentarán crear todo el que sea posible, para maximizar sus beneficios. Ello favorecerá que haya periodos de abundancia de dinero a consecuencia de un boom de crédito, seguidos posteriormente de periodos de escasez, cuando la carga de los intereses va creando oleadas de impagos que propician un estrangulamiento del crédito, que a su vez provoca más impagos. Una explicación más detallada de esta problemática y de todos los hechos que históricamente nos han conducida hasta ella la expuse en una serie de artículos en Autonomía y Bienvivir: La ciencia pérdida del dinero, Modernizar el dinero y Frederick Soddy y el dinero endógeno.

Para minimizar sus riesgos la mayor parte del dinero así creado está garantizado por activos, de forma muy especial suelo (o construcciones con suelo incluido), ya que es un recurso natural finito y limitado cuya oferta es sencillo monopolizar. Los bancos tienen pocos incentivos para ser prudentes en la concesión de crédito, ya que en la parte descendente del ciclo podrán expropiar la garantía de los préstamos, y si a pesar de ello todavía resultan perjudicados el Estado saldrá en su rescate para evitar una profunda crisis de liquidez que se lleve por delante negocios que de otra forma serían rentables. Todo el sistema funciona como una gigantesca aspiradora que succiona rentas de abajo hacia arriba. Una explicación más detallada de la relación entre rentas no ganadas y sistema monetario la desarrollé en Cómo conocí a mi extractor de rentas y entré en servidumbre por deudas: “Capitalismo popular” o el auge del capitalismo de los rentistas.

Por último, hablé de cómo reformar el sistema monetario de forma que se minimizasen todos aspectos negativos en Por qué #nodebemos, #__pagamos (conclusión), Dinero vs Energía: El pensamiento económicos de Frederick Soddy y Dinero libre y sostenible, la solución a los desahucios y a la deuda pública. En resumen, prohibir la creación de depósitos mediante crédito, y crear el dinero que la economía vaya necesitando a través del Tesoro Público, en forma de gasto. Sin embargo mi propósito de hoy es cuestionar, en cierto grado, esta solución.

Porque los problemas sociales no se solucionan como los de matemáticas. No es sólo una cuestión “técnica”. Vivimos en una sociedad muy compleja, donde cada uno de nosotros se ha especializado en realizar determinadas labores. Si alguien practica con la guitarra ocho horas al día seguramente terminará tocando mejor que alguien que la toca por divertirse al salir de su puesto de operario en una fábrica. Mayor especialización, mayor productividad. Pero dependes del panadero para tu comida y del mecánico para arreglar el coche. Eso no es grave, puedes verles cara y hablar con ellos. Pero también dependes de que los bancos sigan inyectando crédito y creando dinero, y de que los funcionarios del Banco Central decidan si hay que subir o bajar los tipos de interés del dinero. Ellos no te conocen, ni tienen en cuenta tus emociones a la hora de tomar sus decisiones y aplicarlas con la máxima frialdad y rigor.

Pero el funcionario del Banco Central aplica la teoría económica, un conjunto de “conocimientos” socialmente construidos que, pese a no tener la categoría de “científicos”, sí al menos son tácitamente reconocidos como “conocimientos” de un tipo distinto, cualitativamente superiores a los que quedan fuera de ese corpus teórico. Claro que esa teoría se define y construye socialmente, pero no con la participación de todos. Son los académicos, desde las universidades, los que van seleccionando aquello que debe ser incluido y excluido del conjunto de “conocimientos” de la disciplina, y es esa teoría la que determina como actúan los funcionarios del Banco Central.

Así que nos movemos en un entorno muy complejo, en el que suponemos que cada persona cumple su función, aunque no tengamos ni la más remota idea de lo que ello significa. El individuo termina valorando simplemente que el entorno sea estable, y cuando este entorno estable se ve sacudido por eventos extraordinarios como crisis económicas, protestará, quizás cambie su voto, y rezará porque se vuelva a recobrar la estabilidad, aunque no termine de comprender muy bien ni las causas de la sacudida ni las del retorno a la normalidad.

Todo este conjunto de hechos nos lleva en una sola dirección, hacia un reino llamado APATÍA, la ausencia de deseo, la indiferencia hacia lo que ocurre a nuestro alrededor, que entendemos se encuentra a diez mil millas de poder ser mínimamente alterado por nosotros. Es el reino del consumismo, de la proliferación de ofertas comerciales para experiencias y sustitutivos de relaciones humanas. Aprendemos y comprendemos que no tenemos ninguna influencia sobre el entorno, y en consecuencia perdemos interés por él, y como hemos perdido interés en él nuestra capacidad de lograr algún cambio se reduce todavía más.

En ese contexto las narrativas simplificadoras golpean con toda su fuerza. La razón es la fuerza capaz de despejar el camino y arrojar a la cuneta cualquier dificultad que se interponga en el avance de un progreso lineal y constante. El “experto” es el sacerdote de la nueva religión de la razón, aunque la experiencia muestre (como por ejemplo en el documental La industria de los expertos) que no consigue mayor porcentaje de aciertos que un simio, es decir, que alguien que responde al azar.

¿Hay salida a este laberinto? Evidentemente experimentamos rendimientos decrecientes en la complejidad social, por lo tanto necesitamos reducirla. No tenemos un mapa para hacer esto, de hecho nunca se ha hecho algo semejante en la historia de la humanidad, salvo de forma forzada. Como suele ser habitual ante los problemas complejos, tenemos que actuar por tanteo. Podemos apoyarnos en la psicología para dar estos primeros pasos, en concreto en la psicología positiva o ciencia de la felicidad, ya que esta disciplina prescribe para el individuo medicinas que van en el sentido de simplificar su vida.

Poniendo por delante que como dijese numerosas veces el difunto Zygmunt Bauman no existen soluciones individuales para los problemas sistémicos, consideremos por un momento este punto de partida, el de un individuo que quiere ser feliz, realmente feliz. Entre otros aspectos, la llamada ciencia de la felicidad destaca dos cuestiones que me gustaría resaltar aquí: la importancia de las relaciones y del sentido. Tener relaciones sociales y afectivas de calidad y realizar habitualmente actividades significativas para uno mismo, como lo es para mí escribir este artículo.

Empecemos por la calidad de las relaciones. Según el sistema tiende a complejizarse, las relaciones tienden cada vez más a ser episódicas (será, por ejemplo, cada vez más raro mantener un trabajo para toda la vida) y a estar reguladas exteriormente, por ejemplo por una jerarquía si se trata de relaciones en el centro de trabajo, o por contratos o precios, si se trata de una relación de tipo mercantil como la que tenemos con la camarera que nos pone el café. En la gran urbe somos máscaras, y vemos pasar miles de máscaras cada día por delante de nuestros ojos. Incluso las relaciones de pareja, tal y como señalan Byun-Chul Han o Zygmunt Bauman, se hacen cada vez más frágiles y superficiales. Para el individuo, la vía de la felicidad consiste en ir saliendo de la rueda. Mantener un trabajo, una pareja, unos amigos. Comprar en el barrio, tener relación con quién nos hace el pan o nos arregla el coche, compartir actividades con la gente del vecindario o con un grupo estable con intereses comunes.

Respecto al sentido, nos encontramos el mismo problema que con las relaciones. En una comunidad tradicional la actividad de cada uno de los miembros juega un papel que es comprendido por todos para el mantenimiento del conjunto. El herrero repara las herramientas indispensables para extraer a la tierra sus frutos y el panadero procesa esos frutos de forma que puedan ser asimilados fácilmente por todos. Hoy conozco personas que trabajan en fábricas que hacen carcasas para misiles, y ecologistas que trabajan en proveedores del sector de la automoción.

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A veces no quedará más remedio que buscar el sentido en actividades relegadas a la categoría de ocio, pero en general se trata de ir progresando de forma paulatina, dotando de sentido poco a poco a cada una de las actividades que realizamos en nuestro día a día.

En este camino de ir desarrollando una estructura interna coherente, y ponerla en consonancia con su comportamiento “externo”, el individuo irá abandonando casi sin darse cuenta la persecución de categorías abstractas como éxito, o la adicción al dinero por el dinero. Aprende a encontrar placer en las acciones que le ponen en relación con los demás y con lo que percibe como el sentido de su vida. El mundo se simplifica, aunque sea parcialmente, y ahora comprendemos en parte los problemas que aquejan a nuestro entorno y a nosotros mismos. De contemplar el desahucio de un vecino con incomodidad y tensión pasamos a participar de una economía de mayor cercanía, de la que se benefician más las personas que tenemos próximas. Quizás participamos en un banco de tiempo, quizás alguien promueve un experimento con monedas locales que permite entender mejor como se crea y como funciona el dinero, o quizás no. Sea de una forma o de otra, se comparten opiniones, información y experiencias y ello hace que se exijan unas medidas u otras a la autoridad política. La información en particular, ahora llega por varios canales, si bien no desaparecen los controlados jerárquicamente y orientados al beneficio, ya no se trata de un monocultivo, sino de un bosque en el que coexisten especies diversas.

Y de esta forma vamos escapando de la apatía y de la persecución de ideales abstractos de éxito y dinero, mientras logramos una estructura interna que nos proporciona mayor paz y felicidad, que exteriormente se manifiesta en una mayor actividad e interés por los problemas públicos y comunitarios. En este punto quizás el individuo llegue a cuestionarse, entre otras cosas, el sistema monetario, y encuentre apropiada la reforma que yo planteaba al principio de este artículo. Sin embargo, será difícil que un creciente interés ciudadano pueda llegar a filtrarse al mundo académico, sin el cual se antoja imposible cualquier atisbo de reforma.

Las universidades y las revistas que publican artículos académicos se han convertido en auténticas “fábricas de consenso”, que saben y conocen como invisibilizar a los críticos sin censurarlos, simplemente ignorándolos. Sin duda el mecanismo más eficaz para ejercer un férreo control sobre lo correcto mientras se mantiene una fachada de pluralismo. Hay diversas formas de lograr esto, una de ellas podemos ejemplificarla con un suceso de la vida del economista disidente Kenneth Boulding, tal y como nos lo cuenta Oscar Carpintero:

Después de graduarse en Oxford solicitó una beca en el Christ Church y, por equivocación, llegaron a sus manos las cartas de recomendación que él mismo había encargado redactar a varios de sus profesores de economía. En general, todas decían que era un muchacho brillante y muy inteligente, pero al final, casi todas concluían que, sin embargo, “no es uno de los nuestros”.

Los académicos tienen interés en hacer relevante su propia corriente de investigación, y seleccionan y apoyan a aquellos que la respaldan, ya sea como doctorandos o como autores de artículos a los que citar y dar relevancia por cualquier método ¿Y que ocurre si metemos el dinero en la ecuación? Se financian las líneas de investigación más convenientes, se abren las puertas de las Bancos Centrales y otros organismos con gran peso en la agenda política, como el FMI, la OCDE, el BIS, el Banco Mundial, agencias de la ONU, etc. Todo un entramado institucional diseñado para mantener el statu quo e impedir que ideas que cuestionan el paradigma imperante puedan abrirse paso.

En la modernidad, controlar a los “sacerdotes de la razón” es la mejor forma de controlar el sistema. Quizás el activismo ciudadano pueda lograr que más personas críticas y comprometidas lleguen a participar de la academia, que se censure la enseñanza de una única corriente de pensamiento en las universidades, que los economistas disidentes gocen de apoyo y reconocimiento populares.

Todos esos cambios, sin duda lentos, podrían ayudar. Pero quizás la clave es entender que la economía no es sólo una cuestión técnica, ni siquiera principalmente técnica ¿Por qué aceptamos que el objetivo del incremento del PIB es legítimo? ¿No debería ser el bienestar de todos? ¿Acaso el incremento del PIB no tiene costes, en forma de consumo de recursos y aumento de residuos, y en forma de más trabajo (quienes vean incrementarse su renta quizás preferirían más ocio, y quienes necesiten renta seguramente tampoco la recibirán tras el incremento)? ¿Acaso todos los intercambios monetarios son buenos? ¿Nos interesa que suba el PIB porque compremos más armas? ¿O porque compremos más medicamentos a causa de que nuestra salud se deteriora por la contaminación y el estrés? ¿Acaso que el PIB suba nos permite olvidarnos de como se distribuye ese producto, está bien que algunos no ganen nada con esa subida, e incluso pierdan, mientras unos pocos, como viene siendo habitual, acaparan todo el incremento de bienes producidos?

La conciencia que tendría que extenderse cuanto antes si queremos solucionar los problemas que nos aquejan es precisamente la de que los problemas económicos son principalmente problemas morales, y por tanto políticos. En el preciso instante que consigamos eso será posible una reforma del sistema monetario, y cualquier reforma que nos permita adecuar la economía a los resultados que la sociedad considere moralmente más necesarios.

El (pos) lenguaje: la manipulación dialéctica

Hace unos días escribí sobre el lenguaje y nuevamente me encuentro con este tema y asunto antiguo que en su momento me molestó: un articulista hablaba sobre una posverdad en Cataluña, mientras que en México otro utilizaba el mismo término. Y sinceramente es molesto que la modernidad siempre acuñe términos para hablar de lo mismo, lo que a veces se traduce como «inventar el hilo negro», pero así es la modernidad y yo insisto en que hay que combatirla, una forma de hacerlo es evitando utilizar esos términos. Y es que el problema es que ese tipo de términos pretenden que hagamos uso de ellos como si fuesen más específicos que otras situaciones, acabando a veces pecando de lo mismo que denuncian.

Vamos a criticar un artículo que encontré en la red titulado «el poslenguaje: la manipulación dialéctica» en donde lo que proponen (entre otras cosas) es que el lenguaje se puede manipular para servir a tales o cuales intereses a través de eufemismos… Y que de ese modo ahora la sociedad nos dice «personas con capacidades diferentes» para señalar a individuos que por ejemplo están parapléjicos y es que yo creo que «hay» nada de malo en decir que una persona es parapléjica, distinto sería decir «minusválida», pero eso es otra historia… En el caso del artículo, el autor dice que el poslenguaje manipula diciendo «desaceleración económica» en lugar de decir «crisis» o «recesión» y esto es totalmente cierto, pero es nada nuevo y es nada relevante.

Artículos tan iluminados de personas que invitan a a tener una «visión crítica» siempre omiten lo que algunos señalamos directa o indirectamente y es que el problema no es el lenguaje en sí… la posverdad y el «poslenguaje» son simples expresiones de la modernidad. La situación es tan simple como pensar que eufemismos como «la bolsa de valores se deslizó una quinta parte» pueden ocultar el pánico detrás de «la bolsa pierde 20% de su valor» solamente porque la modernidad es la institución ficticia que da crédito a tales afirmaciones gracias al pensamiento progresista. Por cierto, algo así le pasó al bitcoin el viernes 22 de Diciembre de 2017.

Como decía Homero Simpson… se puede mentir de todas las formas con las encuestas (equis porcentaje de la gente lo sabe)… La «verdad» puede ser dicha de miles de maneras, igual que las mentiras… Y el discurso de la modernidad siempre va a ser el mismo:

  • Demuestra las cosas con hechos.
  • Dame tus argumentos.
  • Muestra tus pruebas.
  • Se lógico, se consistente.

Sería bueno que eso le dijeran al spin de un electrón… Lo que yo digo es que no vamos a acabar con la manipulación, ni con las mentiras y acuñar términos como «poslenguaje» solamente legitima las técnicas de los poslingüistas para seguir manipulando, porque es una herramienta para poner en contacto a la gente que tiene un sentimiento en particular con aquellos que quieren comunicar algo en la misma tonalidad. Por ejemplo, si en la Alemania Nazi alguien odiaba a los judíos, el partido Nazi lanzaba propaganda para esas personas y los mecanismos de propagando conciliaban a ambos sujetos en un espacio «imaginario». Del mismo modo los buenos y los malos siempre encuentran a sus respectivos buenos o malos dentro de este mundo moderno, pero no se dan cuenta de que ambos son productos de lo mismo. Ambos son sujetos tratando de encontrar sus propias verdades.

Lo que habría que hacer es renunciar a un estado de verdad… a decir «yo si tengo la razón y los demás te están manipulando» y como he insisto muchas veces, hay que tratar de volver a lo antiguo…. Si en un Pueblo hay 80 personas que comen y 20 que no comen, algunos podrían decir «que afortunados somos, le estamos ganando la batalla a la pobreza en un margen de 8 a 10», mientras que otro podría decir «2 de cada diez de nosotros la están pasando mal»… Y la cuestión NO es ver quien tiene la razón o quien no, la cuestión es y siempre debe ser el intento de que todos comamos, pero vivimos en el mundo de las palabras y tristemente las palabras no se pueden comer.

 

El lenguaje: el gran enemigo.

Resulta especialmente irónico que un artículo escriba en contra del lenguaje, es un despropósito, una aberración, algo sin sentido, una eterna trenza dorada ó un eterno y grácil bucle y es que un tal Douglas mencionó que pasan cosas «raras» en el universo cuando un elemento se señala así mismo. De modo que la frase «yo soy» involucra a un algo que se hace referencia así mismo, del mismo modo en que el lenguaje explora una dimensión que puede tocar planos tanto de la inexistencia como de la existencia y de la auto-referencia, es decir, una persona puede pensar sobre si misma.

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Entonces, ¿Qué es y por qué el lenguaje es el enemigo? La naturaleza es curiosa y la evolución aun más, al parecer todo se reduce siempre a asuntos económicos, de modo que si algo es más eficiente que otro algo, entonces tendemos a deshacernos de lo que no nos sirve, de este modo ciertas especies animales tienen organos vestigiales y otras pierden características o funciones, por ejemplo algunos topos son ciegos porque debajo de la tierra no necesitan ver, aunque esta es precisamente «la trampa» de la evolución. Porque si nuestros amigos topos excavaran tanto que llegaran a una ciudad subterránea, igual y les serviría ver.

El lenguaje es muchas cosas y sin duda es un gran avance para la humanidad, ya que nos permite (por ejemplo) cocinar un pastel a través de una receta, lo cual sería más complicado de no existir el lenguaje. También nos permite comunicar ideas de un modo preciso, ¿Cómo diríamos con señas que ayer comimos atún?. Lo curioso del asunto es que incluso usar señas es un lenguaje en sí.

Ahora bien, la propuesta de este artículo es visualizar el lenguaje como muchas cosas: como un medio, como un instrumento y casi casi como un objeto, que ese es parte del gran peligro de la modernidad, el que todo pueda ser tratado como un objeto, es decir, el lenguaje también puede ser comerciado, producido, almacenado, transaccionado y demás…

Ahora vayamos al inicio, en donde tendremos que especular un poco sobre el origen y los usos del lenguaje. Imaginémonos a un grupo de «humanos» cazando libre y felizmente por la selva a un mamut (ignorar por favor inconsistencias geográficas o históricas)… Los humanos preparan una emboscada y han acordado que cuando el mamut ataque decididamente a los demás, aquellos que estén libres de peligro le distraerán por distintos métodos. Gracias al lenguaje los humanos podrían decir «correr en el sentido de las agujas del reloj» y todos entenderían el mensaje, también podrían decir «lancen flechas» y todos entenderían, podrían gritar «préndanle fuego» y la intención sería comunicada.

Por desgracia para nuestro amigo mamut el asunto sería un poco más complicado si quisiera comunicar asuntos complejos y precisos… el no podría gritar por ejemplo «ayuda», solamente podría emitir sonidos que sus congéneres identificarían como de auxilio y quizá se acercarían. Una vez reunidos mamuts y humanos, los humanos podrían gritar «4 ataquen al más grande, 2 al mediano y uno al pequeño». Y aquí ocurre algo curioso, los humanos en ese momento de la historia tendrían que haber inventado o tuilizado del concepto de los números. Los mamuts por su parte no podrían decir «separémonos, mediano y grande vayan juntos, yo me quedo sólo», tampoco podrían decir «permanezcamos juntos» o «vayamos todos sobre el humano que se ve enfermo», mucho menos podrían comunicar conceptos más «abstractos» como «el fuego que ellos traen en su antorcha no es un peligro potencial al no podernos quemar vivos debido a la falta de un comburente».

Entonces el lenguaje es un instrumento «poderoso» que permite la comunicación, nada más, nada menos… depende de cada lengua la forma en la que se comunica la realidad y demás… cada lengua tiene sus peculiaridades, pero el problema surge en que no todos los lenguajes reflejan la realidad «real» y la realidad «cultural» de la misma forma. Es decir, en español por ejemplo a veces hablamos del amar y del querer, mientras que en inglés solamente se ama «I Love You». Y este primer problema es el problema de la correspondencia, es decir, no siempre lo que el lenguaje señala corresponde con una realidad respecto de otra lengua y estas precisiones o imprecisiones, dependen de cada lengua. Otro ejemplo… en el español de México a veces las personas que rompemos algo decimos «se rompió», como queriendo mencionar que la ruptura del objeto se debió a algún desperfecto con el objeto, en lugar de reconocer que nosotros manipulamos mal el objeto y debido a ello nosotros produjimos su ruptura.

Pero bueno, una causa es el problema que tiene el lenguaje como instrumento para describir la realidad y lo demás es que las imperfecciones en el uso del lenguaje no se quedan ahí… Otro gran problema del lenguaje tiene que ver con la manipulación y la mentira del lenguaje. Regresando al asunto de los mamuts… imaginemos que el homínido A le dijo al homínido B: «Tu ve hacia el mamut, haz que te siga y cuando te vaya persiguiendo, yo activaré la trampa». El individuo A hace exactamente lo que el individuo B le pidió, pero este último no activa la trampa y el mamut mata al individuo A, ¿Qué pasó? Y asi amigos… se creó la ética (es broma).

Lo que sucede es que como decíamos al principio, el lenguaje es sólo un medio, una herramienta, un instrumento, NO garantiza nada en sí mismo, puede ser utilizado y corrompido a voluntad del hablante. Lo cual rapidamente notaron algunos listillos. La solución a este y otros problemas son los contratos, la creación del estado, la ética, la moral y demás artilugios que ignoran que el problema es relativamente simple pero imposible de resolver: el problema es entre otras cosas la naturaleza humana.

Y esto es quizá el origen de la modernidad, una protomodernidad en donde los humanos decidimos que el lenguaje nos garantizaría un futuro común… De pronto este planteamiento suena raro y es raro de hecho. Estamos diciendo que para que no haya rabia, no tengamos perros, bueno, algo así… En realidad lo que yo quiero decir es que nunca podremos tener perros a salvo de la rabia, por más que avance la medicina veterinaria, por lo que es mejor aceptar esa realidad y tratar de ser felices, con perros o sin ellos. Pero el problema no son las mentiras, ni la incapacidad del lenguaje para comunicar ideas con fidelidad, el problema es mayor…

«Eres un esclavo Neo», recordemos un poco Matrix… El problema es que el humano moderno depende tanto del lenguaje y lo trae tan encarnado y arraigado que su vida muchas veces depende de cosas que pasan a través del lenguaje y a veces la forma sustituye al contenido. ¿Qué pasa con un niño que su madre dice quererelo pero en la práctica no lo atiende? La realidad es que los niños no son tontos y notan inmediatamente la discrepancia y prefieren hechos sobre palabras. Abrazos sobre frases, caricias sobre palabras, comida sobre promesas…

Pero parece ser que esa relación se va deteriorando poco a poco, esto sobretodo por una modernidad que dice lo que nosotros debemos hacer y preferir. De modo que hoy en día hay personas que saben mucho, pero quieren un título universitario que lo demuestre y la sociedad acepta que así debe ser y sólo reconoce la sabiduría si hay un papel de por medio. La realidad es que el papel dice nada respecto a si alguien sabe o no, el papel puede ser impreso, destruido, quemado, borrado y alterado, pero nada de eso puede cambiar el conocimiento de la persona. Esto es a lo que yo llamo manipulación instrumental, es decir, el mundo moderno manipula instrumentos que no necesariamente cambian la realidad.

Volviendo al aunto del mamut… los humanos prehistóricos sabían que de un buen plan dependía la cena del día, pero eran conscientes de que el plan no producía el resultado, sino que era la ejecución del plan la que lo hacía, es decir poner en practica lo que las palabras proponían. Y bueno, si el plan era buena y la ejecución también lo era, esa era la diferencia entre cenar y no cenar. Pero, ¿Qué pasa ahora?, la realidad nos muestra que estamos en el climax del conocimiento humano pero todavía no podemos con ciertas «cositas»… Por ejemplo alimentar a todo el mundo, respetarnos unos a otros, no contaminar tanto, reducir la desigualdad en el mundo, hablar un mismo idioma, etc… Las discrepancias son enormes, pero sobretodo quiero apuntar a algo: hay un desfase terrible entre lo que el lenguaje dice y la realidad y NADIE (bueno, casi nadie) se ha dado cuenta de ello.

El asunto es demasiado simple… ahora gustamos más de que nos digan cosas bonitas «eres inteligente», «te quiero mucho», «eres irresistible», «tienes argumentos geniales» y en general somos extremadamente sensibles a los efectos de las palabras, en detrimento de un mundo que dejamos atrás, y es difícil nombrar a este mundo, porque era un mundo de relación más directa con la realidad.

Podríamos nombrarlo el mundo real, pero la «realidad» como la conocemos es cada vez más difusa, hay una realidad según «la ciencia», otra realidad judía, una musulmana, una realidad católica, etc… Pero también hay una realidad material/materialista, en donde una persona sólo es feliz en relación a las cosas que tiene y a lo mucho que produce, sea esto tangible o no tangible.

Podríamos decir que este primer mundo fue un mundo instrumental, porque el hombre empezó a usar lanzas y otros instrumentos como el lenguaje. Pero el mundo actual es aún más instrumental… con smilies en los mensajes de texto y correos electrónicos con fotografías y demás… los instrumentos son tan importantes en nuestras vidas que hay gente que no concibe el «día a día» sin cosas como papel de baño, shampoo, cucharas, zapatos, etc…

Para mi ese primer mundo fue algo así como «el mundo antiguo», pero es un concepto que no definiré ni ampliaré en este momento, simplemente se refiere a un mundo de mayor correspondencia con la «realidad». Un mundo en el que si una persona mentía a otra, la segunda podría darle un puñetazo a la primera. Hoy en día la mentira es tan común que ni siquiera es punible (y no debería de serlo), pero es importante señalar que finalemente aceptamos vivir en este mundo del lenguaje y eso trajo consecuencias raras.

Las raras consecuencias son que vivimos en un mundo lleno de infidelidad, pero nos encanta leer y escuchar «te amo», vivimos en un mundo lleno de fraudes, pero nos fascinan ciertas palabras «rendimientos, dividendos, acciones, utilidades, crecimiento, retribución», etc… Vivimos en el mundo de #laignoranciaempoderada pero nos fascina que nos digan que somos inteligentes, listos, despiertos, innovadores, diferentes, etc…

La cuestión es que acabamos amando más la forma que el contenido, la caja que el regalo, lo de afuera, que lo de adentro…. Y no nos dimos que cuenta que lo demás acabó sin valor alguno… Somos esclavos del lenguaje, porque sin él no sentimos que los actos puedan transmitir tanto (aunque lo hacen), esclavos del papel moneda, esclavos de los títulos universitarios, esclavos de los libros, esclavos de los discursos…

La salida.

Nuevamente pido que no se malentienda y que se reflexione de mis palabras, al igual que en mis críticas a la tecnología y la modernidad, yo NO estoy pidiendo ni sugiriendo que nos quedemos mudos y dejemos de comunicar cosas a través del lenguaje, eso sería absurdo.

Lo que pido y a donde apunto es a regresar al mundo antiguo, a devolverle el valor a las cosas. A atrevernos a quemar ese título universitario (metaforicamente) y a valorarnos por lo que realmente somos y no por lo que el lenguaje instrumentado nos dice que somos.

¿Sabe más rico un pastel si lo cocina un chef antes de graduarse a que si lo cocina el mismo chef un mes después de recibir su título universitario?, ¿Me quiere más esa hermosa mujer si me dice «te amo mucho» a que si me dice «te amo»? ¿Y si me dice «te amo mucho mucho mucho mucho…»?.

Hay que dudar, dudar de las palabras, dejarlas a un lado, dejar de enviar mensajes y hablar con las acciones. Hay que caminar, hay que cocinar, hay que bailar, hay que rellenar los espacios que el lenguaje deja vacíos.

Dejar de pensar que la fórmula clásica de la modernidad es verdad, porque es una absoluta mentira. Tu jefe puede mentir respecto a lo que piensa de ti, tu madre también, tu padre igual. Pero una cena deliciosa cocinada con esmero y precisión dificilmente miente, un gesto de agradecimiento dificilmente miente, una sonrisa desde luego que se puede fingir, pero una convivencia continua llena de sonrisas, dudo mucho que se pueda fingir.

E igual pasa con el conocimiento… es momento de conocer al otro en vez de solicitarle sus papeles, es momento de arriesgarnos y despojarnos de las ropas del lenguaje para regresar a las formas más simples y arcáicas de la comunicación. Es momento de dejar de enojarnos cuando nos digan tontos, estúpidos, inéptos… porque las palabras pueden comunicar con precisión muchas cosas, pero sólo «dios» sabe si son ciertas o no.

Nos duele que no nos crean cuando decimos la verdad, nos duele que no nos crean de que somos inteligentes, nos duele que no tomen en cuenta nuestra opinión, todo eso nos duele. Pero porque le dimos más importancia a la retroalimentación lingüística que a los indicios «reales» de que algo es cierto o no es cierto.

Nos enamoramos de promesas, siendo que las promesas son solo palabras, sólo reflejan intenciones que quizá se cumplan o quizá no, como la persona que «prometió» activar la trampa cuando el mamut persiguiera a nuestro amigo… Y es que la mente egoista a veces prefiere vivir en el mundo mental, en el mundo del lenguaje, en donde la lógica lingüística rapidamente advierte de muchas posibilidades, pero las cuales no se ajustan a un mundo físico.

Creemos también que lo más importante a veces es que la gente «piense» como nosotros, pero no nos damos cuenta de que no hay un nosotros y no hay un yo sin un lenguaje que lo piense y lo estructure. Las imágenes mentales a menudo también son esclavas del lenguaje, porque buscamos los resultados y no los procesos… porque caemos en trampas ridiculamente idiotas… nos dicen que en broadway están las mejores obras de teatro, el lenguaje articula argumentos para que pensemos que eso es cierto, entonces perdemos la capacidad de juzgar y disfrutar obras de teatro más espontáneas, de esas que están en el metro, en la plaza, en donde sea…

En resumidas cuentas: el gran problema del lenguaje y la modernidad, es que preferimos vivir en la palabra que en la acción.

Al final la ciencia si resultó ser del diablo

La modernidad (insisto) es ese espacio en donde se supone que existe un corpus objetivo que da cuenta de cómo deberíamos vivir los humanos en este planeta, es un constructo que lamentablemente aceptamos los humanos por la creencia de que la vida y la civilización no es posible de otro modo y se sustenta entre otras cosas en «el mundo instrumental», que es ese mundo científico, institucional y lingüístico que pretende decirnos como es el mundo en lugar de que nosotros podamos experimentarlo «tal y como realmente es» (guiño a vipassana).

Sin embargo la modernidad ha fallado y sigue fallando, pero es practicamente imposible que la gente lo vea, entre otras cosas porque vivimos en el mundo instrumental, en el mundo material, en el imperio de lo efímero, yo podría ahora mismo salir a la calle a gritar que el petróleo va a escasear notablemente en los próximos años como apunta Antonio Turiel en su blog, e inmediatamente mucha gente reaccionaría (si es que la gente reacciona), muchos podrían decir que eso es mentira y quizá alguien me llevaría a alguna gasolinera para que yo viera con mis propios ojos como los autos siguen cargando y los aviones volando y los barcos navegando.

Del mismo modo yo podría decir que la deuda global es ya insostenible, pero nuevamente alguien podría llevarme a un banco y mostrarme como entran y salen depositos y entonces veríamos que aparentemente todo está bien, sin embargo esa es sólo una realidad aparente, un convencionalismo.

La realidad es que es posible que el mundo no se acabe ni colapse en esta decada, quizá tampoco en la siguiente, pero en 20 años puede que lo haga, la cuestión no es cuando exactamente, sino que lo hará y será demasiado tarde, a menos que hagamos algo. Pero yo NO estoy llamando a la acción, sino a la reflexion, en un sentido más amplio a la educación y al cambio de nosotros mismos, a un cambio que es casi imposible, pero que es posible.

La cuestión como he querido apuntar en este blog es que la humanidad se enfrenta a severas crisis, una de ellas es la de recursos (en donde destaca la energía) y la segunda de ellas, que quizá es más sutil y difícil de ver es la crisis del individuo, en donde la humanidad perdió el «principio de correspondencia» y los individuos hoy en día carecen de identidad.

Sin embargo todo lo que digo parecen tonterías en un mundo en donde todo sigue «girando», en donde la ciencia sigue haciendo descubrimientos «nuevos» y en donde pareciera ser que los grandes problemas del mundo se van solucionando, es decir, nos dicen que aún hay petróleo para rato, que el coche eléctrico se va a abaratar, que cada vez fabricamos mejores paneles solares y entre otras muchas cosas nos siguen la idea de la felicidad occidental, es decir, para ser feliz tienes que: tener un buen trabajo, vivienda digna y propia, una pareja, hijos, auto, perro, pagar tus impuestos, consumir, votar y demás…

Sin embargo la realidad es que nuestra forma de vida es insostenible y el mundo empieza a mostrar que hay goteras en nuestros techos que ya no se van a poder sellar con alguna inovación científica o cambio de leyes, el mundo debe cambiar hacia un modelo «ultra-sustentable», del que no voy a hablar en este momento.

La cuestión es que «al final, la ciencia sí resultó ser del diablo», reviviendo ese mito de los ultra conservadores de que los avances científicos que opacaron las doctrinas religiosas del siglo pasado terminarían llevando a la humanidad a la ruina por profanar laas leyes divinas y los designios del Dios creador, además de destruir la Tierra por sus recursos naturales, contaminando y mancillando las bellezas de la creación.

La situación es que la ciencia y la modernidad crearon determinados monstruos de la modernidad que son invisibles e incuantificables, uno de ellos por ejemplo es el monstruo de los científicos progresistas. Y es que los científicos o dicho de una forma mas genérica, los universitarios (o cínicos, como se les llama en este artículo) han contribuido a crear un mundo en donde la retórica del conocimiento ha instaurado una dictadura de facto basada en la razón.

La cuestión es que el mundo se colapsa, pero los cínicos no son capaces de hablar, de dar cuentas, de ofrecer soluciones ni de alertar sobre lo inminente, para ellos el mundo esta en su climax y el desarrollo y el progreso van para largo. Nos sacaron de la jungla y esperan que les agradezcamos por habernos librado de la ignorancia y habernos situado en una ciudad con duchas con agua caliente, pero no nos dicen que cada vez es más difícil conseguir recursos para que el agua siga estando caliente y además nos dicen que para seguir siendo felices necesitamos ahora una alberca techada con agua caliente, porque nunca es suficiente lo que tenemos para ser felices.

Es entonces cuando los cínicos, es decir, científicos y demás graduados universitarios creen y son parte de un mundo instrumental, es decir, un mundo mediado de objetos e instituciones que constantemente nos repiten cómo debemos ser, ya no solamente para ser felices, sino para formar parte de algo que además de que no existe (es decir, existe simoblicamente, pero nada más) está colapsando (la civilización, la economía).

Los cínicos aún creen que los problemas de la humanidad tienen solución basados en el crecimiento, aunque esa idea y tendencia se desvanece cada vez más y todo ello porque se niegan principios fundamentales, como que toda actividad económica requiere de recursos, los cuales son limitados porque vivimos en un planeta finito.

Sin embargo el asunto de fondo es aún más doloroso y es el que nadie quiere ver… y se refiere al hecho de que hemos fallado como individuos. Como bien apuntaba Bauman, la era de los individuos terminó, ¿Cuando terminó? Probablemente cuando los medios instrumentales del mundo instrumental pudieron reemplazar los medios intersubjetivos de un mundo que no contaba con automóviles, para decirlo de un modo metafórico: perdimos todo cuando dejamos de volar a los lomos de nuestro dragón imaginario y decidimos ponernos a trabajar para poder pagar un boleto de avión.

La cuestión fue abordada por muchos autores, entre otros por Marx cuando habló de lo que es el capital, la plusvalía y sobretodo la alienación, ese fenómeno por el cual el obrero se esclavisa al trabajo al vender su mano de obra a cambio de dinero (del cual hablaremos en otra ocasión), con lo cual cede toda individualidad a un mercado laboral en el cual solamente somos objetos que tienen caducidad, márgenes de eficiencia y demás…

Ahora, la pregunta correcta ya ha sido respondida, pero vale la pena volverla a hacer: ¿Por qué permitimos que esto pasara? Antes de ello es importante mencionar que para muchas personas aun somos individuos, es decir, el discurso imperante de la modernidad es que todos tenemos ideas valiosas, sentimientos únicos y en general asuntos e ideas personales que nadie más tiene ni podría tener, algo así como que cada quien vale por lo que es y eso es maravilloso. Sin embargo en la realidad solamente somos mercancía, nichos de mercado, tendencias, grupos, mayorías y minorías, números, un blog más de wordpress…

Al final todo se resume a que las personas buscan realizarse de una u otra forma pero siempre dentro de los parámetros del mundo instrumental, dentro de los parámetros de la modernidad. Yo quiero ser médico, por x,y y z, para tener un buen empleo, una casa, un auto, familia, y «salvar muchas vidas»… Yo quiero ser abogado por x,y,z, para tener un buen empleo, una casa, un auto y «luchar por las causas justas», yo quiero ser maestro por x,y,z, para viajar por el mundo, tener una casa, un auto, etc, etc… y «enseñar a mis alumnos a pensar de verdad y cambiar el mundo y combatir la corrupción y acabar con el hambre en África»…

Al final todos queremos «lo mismo» y aquí muchos podrían tildarme de generalizar y demás, es un riesgo y posiblemente pueda ser cierto, ciertamente no estoy exento de sesgar mi visión, pero es algo que no importa, puesto que yo he abandonado hace tiempo la idea de que se pueda ser «objetivo», esa idea pertenece a la modernidad, a los cínicos, a los científicos que creen que el mundo es A ó B, 0 ó 1, yo creo que podría ser ambos o ninguno, uno u otro, creo que el conocimiento es irrelevante, lo importante es la duda… Pero incluso algunos cínicos se me han adelantado y han proclamado que suya es la duda, entonces digamos que yo tengo nada.

La ciencia cumplió entonces con la profecía de la ultra derecha y se consolidó como un poder que niega y deniega la inminente crisis y el colpaso de la modernidad y sí, en ese sentido yo soy un necio que me niego a ver la realidad y que concuerdo con que hay 109 Premios Nobel insensatos: o de cómo la “ciencia” se pone al servicio del “colapsar peor”.

La cuestión al final como siempre es simple pero casi imposible que la veamos por nosotros mismos, se trata tan sólo de renunciar:

  • Renunciar a los principios modernos del mundo instrumental, es decir, a la idea de que siguiendo los modelos de vida de la televisión vamos a ser felices, empero, la casa, el auto, el maravilloso empleo, la reputación social, la mascota, los buenos hijos, el mejor celular, las vacaciones paradisiacas y demás «instrumentos» no nos darán la felicidad por sí mismos. La relación entre el mundo instrumental y la felicidad es la mayor mentira de la modernidad, efectivamente los ricos pueden vivir cosas que los pobres no podemos, pero sus fotos en Dubai sonriendo mientras sostienen una copa de vino solamente demuestran que necesitan ser vistos siendo «felices» porque en realidad hay goteras en la habitación de su ego.
  • Renunciar al hipercapitalismo: Se trata de vivir cada vez con menos, consumir menos, caminar más, comer menos carne, plantar más huertos sustentables. Es importante mencionar que no se trata de comprar focos ahorrativos y autos eléctricos, eso es una falacia. Se trata de cambiar radicalmente la forma en la que vivimos.
  • Renunciar al estatus social y a la ciencia como pensamiento modernista: Aquí hablamos de dejar de ser cínicos, de dejar de sentirnos superiores frente al ignorante analfabeto, aceptar que nuestra condición de «poseedores de conocimiento» o «poseedores de la verdad» no nos ha llevado a ningún lado, no somos más felices por saber más y de nada sirve saber si dios no existe o si si existe, es necesario aceptar la diversidad y aceptar que es bueno saber cosas, pero eso (insisto) no nos lleva a la felicidad. El mundo instrumental también se construyo con la figura de grandes genios que iluminaban sendas que antes estaban cubiertas por el velo de la ignorancia, las masas se arremolinaban ante estas figuras que nos conducirían a un mundo idílico en donde habría autos voladores, robots que hicieran la limpieza y la medicina nos haría vivir 300 años sin las consecuencias del envejecimiento. Sin embargo la ciencia también nos engañó y nos oprimió con el uso del lenguaje científico, nos descalificó bajo la lógica de la productividad y al final los avances nos ataron más allá de la liberación. (ver nota 1).
  • Renunciar a nosotros mismos: aceptar la verdad psicoanalítica, es decir, aceptar que nuestra condición humana es igual de torpe que hace 2000 años, que somos animales, monos, homínidos y que por lo tanto estamos (y estaremos) dominados por mucho tiempo por nuestras pasiones e instintos más bajos. Aunque lo intentemos ocultar, la realidad es que nuestra humanidad no ha evolucionado al mismo nivel que nuestra ciencia. Somos capaces de llegar a la Luna, pero incapaces de limpiar los mares, incapaces de ser menos y de generar menos basura, incapaces de dar de comer a todos, incapaces de vivir en paz, incapaces de tantas cosas… Y el problema NO es el otro, somos nosotros mismos, porque sólo nosotros podemos cambiar. La verdad psicoanalítica es única y simple: Aceptar que nunca seremos el hijo favorito de mamá o el mejor empleado de la empresa o el científico más brillante del mundo o el hombre más rico del mundo. Y si por alguna razón lo conseguimos, encontraremos que la mente siempre va a querer más cosas, la mente es insaciable, a menos que vivamos de otro modo, a menos que renunciemos.

Probablemente después hable de las alternativas, que en realidad siempre han estado ahí, puede ser budismo, puede ser austeridad, puede ser aceptarnos como somos, pueden ser miles… pero hay que renunciar y eso es de lo que trata este post. Tarde o temprano lo tendremos que hacer, pero entre más tardemos, más doloroso será.

Nota 1: Ruego que se entienda que ni este ni otros artículos critican a la ciencia en sí, sino a su uso como instrumento de influencia y opresión y al pensamiento científico que se niega a reconocer que existen límites biofísicos al crecimiento de la población o a la explotación de recursos. Es importante entender que la ciencia produjo grandes avances que no se encausaron en mejorar la vida de los habitantes, sino en crear un mundo instrumental que no ofrece mejores condiciones de vida que las del mundo antiguo. Lo ideal sería poder aprovechar las bondades del conocimiento científico con libertad y justicia entre los humanos, pero esto no es posible con un pensamiento científico que busque la eficiencia o la produtividad, con una ciencia que hoy en día permite ver televisión via satelital pero que aún no ha podido lograr acabar con el hambre en el mundo. Pensar que son problemas distintos es un error muy grave, porque niega la interrelación entre un discurso progresista y su «ala» instrumental que es la ciencia. En todo caso, es imposible que los humanos modernos neguemos que ya todos estamos atorados en el mismo fango, la diferencia es que unos son cínicos y otros aceptamos la verdad.

¿Por qué la modernidad es peor que el oscurantismo?

A los seres humanos nos cuesta mucho trabajo entender que es la modernidad y cuales son sus consecuencias, vivimos muy cómodos en este mundo de iPhones, aviones, netflix y demás artilugios, pero dejamos de ver hacia a donde vamos, dejamos de lado muchas cosas, es el precio de vivir en esta era.

Vamos a hacer un «breve» y necesario repaso hacia lo que es la modernidad, antes de eso recomiendo recordar mi post introducción a la modernidad, ahora bien, como decían dos de mis profesores, todos nosotros somos hijos de la ilustración. La ilustración o siglos de las luces fue un movimiento cultural sumamente interesante que entre otras muchas cosas buscó liberar al ser humano del yugo opresor de la dinámica intelectual de la época, esto es basicamente el movimiento religioso predominantemente cristiano que imperaba en occidente en aquella época.

Se trata de una época en la que la idea de que la Tierra era el centro del unvierso predominaba y el mayor problema es que todos los asuntos del universo redundaban en el Dios cristiano. En ese mundo no había cábida para algunas ideas como el pensamiento libre e individual, la libertad plena de la mujer, la igualdad entre razas y culturas, etc…

Lo curioso es que hoy en día vemos aquellos ayeres como un época oscura, como el «oscurantismo» y no vemos lo que está pasando en estos momentos. Para la modernidad el oscurantismo es una época en la que se pudieron haber salvado millones de vidas, de no ser porque no se daba mucho crédito a la medicina, es un momento de la historia en donde la humanidad menospreciaba la razón, son los siglos perdidos de la civilización.

Y es que ciertamente no fue la mejor época de la humanidad, pero tampoco la peor, el pensar que la tierra es plana o que es el centro del universo o que la vida surge espontaneamente o que el plomo puede convertirse en oro (alquimia) son solamente manifestaciones efectivas de un pensamiento mágico que no busca argumentos, pero son parte de una expresión propia de otro tiempo, son un ejercicio de un pensamiento que quizá era menos tolerante que el de ahora, pero que tuvo y tiene derecho de existir.

La parte no tan negativa es que en el oscurantismo las relaciones entre humanos tenían otro significado, quizá más profundo, quizá más real, porque las acciones sociales debían ser reguladas por un Dios omnipresente, los matrimonios se realizaban a través de rituales sacramentales que no eran tan líquidos e inestables como los matrimonios de hoy en día, en esos tiempos el divorcio era nada común a comparación de lo que es ahora. Sin embargo no hay que confundirnos, este artículo NO propone que volvamos al oscurantismo.

¿Qué pasó entonces? Lo que sucedió después fue la barbarie civilizada, la incipiente clase burguesa fue la que aprovecho mejor la cultura que trajo la ilustración y recogió todos los frutos del avance del pensamiento en el mundo. Como de la nada surgieron dos ramas del árbol de la ilustración que parecen ser opuestas, pero que en realidad son lo mismo en cuanto a la deshumanización se refiere: nacieron juntos el (hiper)capitalismo y el socialismo/comunismo.

La cosmovisión de occidente se cimbró y la iglesia y la humanidad perdieron el poder que dios tenía hasta ese entonces, no es casualidad que un famosisimo filósofo escribiera «dios ha muerto» y en su lugar nacieron nuevos dioses llamados radio, televisión, dinero, fama y unos monstruos que parecen «buenos» pero son los más malvados del mundo: conocimiento objetivo y educación.

Los nuevos templos de la modernidad ya no son las iglesias, ahora son los centros comerciales sugiere Jesús en la proa del argo y dios queda en un segundo plano opacado y eclipsado por los Boeing 777-300 que surcan los cielos gracias a un conocimiento que la biblia jamás nos dejó.

Ahora, ¿Cual es el problema? El problema es invisible pero está en todas partes, el problema es que vivimos en un mundo de capitales flotantes, de dinero de papel (literalmente hablando) y en un mundo hipercapitalista en donde el individuo ya no existe, pero se siente muy contento y muy libre de poder ejercer su libertad de expresión en Facebook, digo… wordpress.

El problema es que vivimos en una economía de libre mercado en donde el mercado es todo menos libre, porque hay inconsistencias económicas que nadie puede explicar, pero sobretodo porque no nos damos cuenta que hemos sido convertido en mercancías.

En el oscurantismo una persona podía rezar y eso la afiliaba automaticamente a la comunidad eclesiástica, el ser participe de ciertas actividades culturales garantizaba un mínimo de participación en una sociedad organizada. Hoy en día no nos hemos dado cuenta, pero hay una exclusión generalizada de la población, la única forma de ser incluído está en ser productivo, pero, ¿Qué es ser productivo?.

Ser productivo es ser útil a la sociedad, el mayor exponente de la productividad es la generación de dinero, aunque sea de papel, porque una persona podría tener muy buenas ideas, pero si no se pueden capitalizar, no sirven, si no generan renta, dividendos o que sé yo, no sirven. El arte solamente es arte si alguien está dispuesto a pagar por ello, ese el mundo hipercapitalista, el mundo que nos dejó la ilustración, un mundo líquido sin leyes en donde solamente impera el poder directo e indirecto del dinero.

Anteriormente mencionabamos por ejemplo la educación y el conocimiento objetivo y aquí mucha gente me atacaría (si me leyera) por ir en contra de la educación, la única herramienta que nos permite salir de las terribles garras de la ignorancia y ascender en la escala social para beneficio de la humanidad. Pero es justamente la educación uno de los grandes factores de exclusión, no porque el conocimiento sea malo, sino porque es un instrumento que legitima un mundo hipercapitalista insostenible, el pobre es pobre porque desconoce los medios que le permitirían producir para ganar su propio dinero. Para el mundo moderno todo es producción, todo es innovación, todo es competencia y quienes no pueden ajustarse a los parametros que el mercado (laboral) exige, deben ser descartados, son daños colaterales en el camino a la conquista de las estrellas, lastres en el camino del progeso, personas que no son dignas de continuar en la gran marcha de la humanidad porque no pueden aprender lo que es la ciencia.

Esa es la triste herencia de la ilustración: un mundo excluyente que nunca se paró a pensar para qué queríamos autos, aviones, celulares, computadoras y demás artificios de la modernidad antes de poder resolver un problema fundamental: ¿Qué es la felicidad y que necesitamos para obtenerla?. Desde autonomía y bienvivir proponen una serie de alternativas para «bienvivir», es decir, llevar un estilo de vida acorde con el planeta y nosotros mismos, muy contrario a la idea de la «cultura del bienestar» de la modernidad que se resume en: ten un buen empleo, una casa, un auto, un seguro médico, una familia, hijos, consume, paga tus impuestos y serás feliz.

En fin, dejo esto abierto a la reflexión y continuaré escribiendo sobre la modernidad.

Análisis de «All I ask» de Adele

I will leave my heart at the door / Dejaré mi corazón en la puerta
I won’t say a word / No diré ni una palabra
They’ve all been said before you know / Han sido dichas desde antes de que te enteraras
So why don’t we just play pretend /Entonces, ¿Por qué no sólo pretendemos?
Like we’re not scared of what’s coming next / Como si no tuviéramos miedo de lo que viene
Or scared of having nothing left / O temerosos de que no haya nada después

Look, don’t get me wrong /Mira, no me hagas equivocarme
I know there is no tomorrow / Sé que no hay mañana
All I ask is / Todo lo que pido es

If this is my last night with you / Si esta es mi última noche contigo
Hold me like I’m more than just a friend / Mantenme como si yo fuera más que una amiga
Give me a memory I can use / Dame una memoria que pueda usar
Take me by the hand while we do what lovers do / Tómame de la mano mientras hacemos lo que los amantes hacen
It matters how this ends / Importa como acaba esto
‘Cause what if I never love again? / Por que, ¿Qué tal si nunca vuelvo a amar?

I don’t need your honesty / No necesito tu honestidad
It’s already in your eyes / Ya está en tus ojos
And I’m sure my eyes, they speak for me / Y estoy segura de que mis ojos hablan por mi
No one knows me like you do / Nadie me conoce como tú
And since you’re the only one that matters / Y desde que tú eres el único que importa
Tell me who do I run to? / Dime a quien debería correr

Look, don’t get me wrong / Mira, no me hagas equivocarme
I know there is no tomorrow / Sé que no hay mañana
All I ask is / Todo lo que pido

If this is my last night with you / Si esta es mi última noche contigo
Hold me like I’m more than just a friend / Mantenme como si yo fuera más que una amiga
Give me a memory I can use / Dame una memoria que pueda usar
Take me by the hand while we do what lovers do / Tómame de la mano mientras hacemos lo que los amantes hacen
It matters how this ends / Importa como acaba esto
‘Cause what if I never love again? / Por que, ¿Qué tal si nunca vuelvo a amar?

Let this be our lesson in love / Deja que esta sea nuestra lección en el amor
Let this be the way we remember us / Deja que esta sea la forma en la que nos recordemos
I don’t wanna be cruel or vicious / No quiero ser cruel o viciosa
And I ain’t asking for forgiveness / Y no estoy pidiendo perdón
All I ask is / Todo lo que pido es
If this is my last night with you / Si esta es tu última noche conmigo
Hold me like I’m more than just a friend / mantenme como si fuera más que una amiga
Give me a memory I can use / dame una memoria que pueda usar
Take me by the hand while we do what lovers do / tomame de la mano mientras hacemos lo que los amantes hacen
It matters how this ends / importa como esto termina
‘Cause what if I never love again? / porque que pasa si nunca vuelvo a amar?

La modernidad es ese espacio que tanto odio porque nos intenta hacer creer que lo que sucede tiene objetividad, es decir, que la realidad es real y de nosotros depende encontrarla, que si nosotros la tergiversamos o subvertimos es nuestro problema, pero que la realidad siempre es como es, en ese sentido hay un «deber ser» para todo.

Y sin embargo la teoría psicoanalítica siempre señala puntos por los que se desbordan una serie de realidades, entre ellas dos que son muy importantes: las personas no son dueñas de su propia mente y existe una compleja realidad subjetiva, un mundo paralelo al mundo real, podríamos incluso hablar de un mundo intersubjetivo alias inconsciente colectivo.

En ese sentido el psicoanálisis provee de numerosas herramientas para acercarnos un poco a las profundidades de la mente individual y colectiva, esas herramientas van desde el propio análisis hasta las canciones, que es lo que hoy nos reúne, sin dejar de mencionar los chistes, actos fallidos, enojos y otras desviaciones del lenguaje.

Y entonces llegamos a Adele y una de sus más hermosas canciones, en donde me tomé la licencia de traducir personalmente su canción esperando respetar al máximo posible su esencia. ¿Qué desvela esta hermosa canción?

El primer párrafo es hermoso y dice entre cosas «no diré una palabra, ya han sido dicho todas antes de que supieras» y después continúa con «entonces, ¿por qué no solamente jugamos a pretender como si no estuviéramos asustados de lo que sigue o espantados de no haya nada más después». Y así de intensa comienza Adele en su lucha propia contra la modernidad, diciendo lo que a la modernidad le cuesta tanto trabajo entender: las palabras no son tan necesarias en ocasiones, los actos anteceden al lenguaje, un gesto dice más que mil palabras. Y entonces Adele astutamente dice ¿Por qué no pretender? y aquí hay una contradicción ingeniosa que cuestiona a la modernidad… Si la realidad es objetiva, ¿puede la subjetividad tocarla? en apariencia no, lo que dice Adele es algo así como «si no me amas, pretendamos por un momento que si», porque la subjetividad tiene el maravilloso poder de convertir en real lo que no es real.

Posteriormente tenemos un pequeño texto que dice más o menos «ya se que no hay mañana, todo lo que pido es… si esta es mi última noche contigo, hold me (digamos mantenme) como si fuera más que una amiga, dame una memoria que pueda usar, tómame de la mano mientras hacemos lo que hacen los amantes, importa como acabará esto, porque ¿que tal si nunca vuelvo a amar?» y en esta parte que es el coro, Adele hace un último deseo, recurriendo como a un argumento de la modernidad, todos tenemos ese derecho, no solo por la libertad de expresión, sino también por cordialidad o yo que sé, entonces ella continúa diciendo «finjamos», ella dice que la mantenga como si fueran más que amigos, lo que es un asunto complejo en nuestros días. La modernidad quiso separar el amor que uno siente por un amigo, del amor de los amantes y en este párrafo Adele cuenta como esa escisión nos ha hecho mucho daño, pero nuevamente muestra como el pretender puede ponerse por encima de la realidad normada, ella todo lo que pide es un «como si fuéramos más que amigos» porque sabe que eso le vale, que eso desborda sobre algo, empero, ella dice «dame una memoria que pueda usar», la modernidad diría «Si no va a ser real, ¿para que la quieres?», ella dice «solamente dame esa memoria.

Lo anterior señala el choque entre la realidad real y los restos del mundo antiguo, una parte que niega un estado «más que amigos» y otra parte que dice «no importa, hazlo como si fuéramos más que amigos» y acaba desbordando con una frase magistral «que tal si nunca vuelvo a amar de nuevo», sin duda señalando una de las discapacidades de la modernidad, la de amar, porque hoy los humanos hacemos todo, menos amar. (Se sugiere leer «el arte de amar» de Erich Fromm)

El siguiente párrafo es ciertamente desgarrador «no necesito tu honestidad, ya está en tus ojos, y estoy segura de que mis ojos hablan por mi, nadie te conoce como yo…». Adele nuevamente desafía a la modernidad, ese espacio que nos quiere imponer la verdad de las palabras como la única realidad posible, ella dice «mis ojos hablan por mi» y «la honestidad está en tus ojos», apuntando nuevamente a que el silencio es más poderoso que una mentira bien estructurada o un discurso leído cuidadosamente. Finalmente las palabras sobran en ciertas situaciones y contextos y no solo eso, sino que a veces dejan en ridículo a las personas que quieren ocultar cosas evidentes, Adele en su canción muestra un corazón francamente abierto (nadie me conoce como tú) que prácticamente dice «los dos estamos viendo lo mismo», solamente que hay dos personas y dos caminos que inevitablemente se separan.

El último párrafo a analizar dice más o menos «deja que esta sea nuestra lección en el amor, deja que esta sea la forma en que nos recordemos, no quiero ser viciosa o cruel y no estoy pidiendo perdón» y no deja de ser un párrafo digno de analizar, recuerdo que yo un día dije «todas las parejas deberían terminar dándose un beso, para que ese fuera el último recuerdo de su ruptura», Adele parece decir algo similar, ella dice «deja que así nos recordemos», mostrándole a la modernidad que los humanos si podemos incidir sobre la realidad, tenemos formas para cambiar ese «como deben ser las cosas» y remata con una frase maravillosa «no estoy pidiendo perdón», ya que en este mundo líquido todo pensamiento diferente debe ser vigilado y castigado, censurado y ella asume ese «riesgo» y lo que sus palabras traen para mostrar su firme determinación a vivir de un modo diferente, de un modo alternativo, ella vive en el «Cómo si (fueramos algo más que amigos)».

Y para terminar un pequeño análisis del video del cover de esta pequeña canción. Alyanurf es esta joven al parecer musulmana que muestra como la realidad individual desborda sobre la modernidad, como hay cosas que escapan por encima de todo. Ella a pesar de llevar un velo desvela un talento increíble, una pasión excepcional al ejecutar esta bella canción, lo hace acorde a su cultura y muestra que no solo no es diferente a nosotros los occidentales, sino que nos pone un poco en ridículo al poder ser más expresiva y sin tener que hacer uso de ropas llamativas o un pelo suelto seductor. Nos enseña como la diversidad cultural nos enriquece a la par en la que muestra como el mundo inconsciente siempre desborda, ella dice cosas que ni las palabras ni los velos, ni los silencios pueden minimizar u ocultar.

El artículo por el que (no) seré odiado

Hay quienes hablan de sobreadaptación, esa capacidad que tiene el homo sapiens para adaptarse (valga la redundancia) a su medio a pesar de las condiciones del mismo, Darwin postuló que el organismo más adaptable al medio era el más propenso a sobrevivir, pero adaptable no significa que sea el más «apto», ni el mejor, ni nada por el estilo, simplemente es el que responde mejor. En psicología conductual podríamos decir que la persona más adaptable es aquella que «responde de forma más eficiente a las contingencias que se le presenten».

Ayer platicaba con una amiga y le mencionaba que los seres humanos somos cada vez menos «sorprendibles», mucha gente hace 30 o 40 años habría considerado imposible una televisión de 40 pulgadas más ligera que aquellos trastos en blanco y negro que existían antes o una computadora de 1TB de espacio en el disco duro, considerando que los discos de 3 /12 almacenaban 1.44 MB, a lo que quiero preguntar: ¿Que pasaría si trajeramos a un cavernícola a nuestros tiempos? ¿Cómo reaccionaría ante los aviones, los televisores, proyectores, autos, etc.?

La peor pesadilla de la humanidad sería que el cavernícola no reaccionara, aunque sería probable que el estilo de vida moderno le causase un shock, lamentablemente no podemos realizar dicho experimento, pero con la sociedad pasan cosas interesantes, muchos críticos de opinión mencionan por ejemplo que la sociedad reacciona cada vez menos ante la violencia que hay en México, ¿Eso es adaptación? Considero que la modernidad nos lleva a un estado de indefensión en donde ya estamos aceptando todo lo que pase sin hacernos cuestionamientos de fondo y eso es lo que haré hoy o trataré de hacer hoy: cuestionar.

Ahora haré un ejercicio de libertad de expresión, y me expresaré respecto al sismo ocurrido recientemente en México y la reacción de la sociedad.

Lo primero que me llama la atención es que México es un país profundamente dividido y esto se remonta incluso a la época prehispánica, si nos detenemos a estudiar un poco la historia podemos ver la complejidad de todas las civilizaciones que existieron en México previo a la conquista, durante la conquista y posterior a la conquista, incluso en nuestra historia contemporánea hay quienes hablan de «tribus urbanas», lo que deja en evidencia la pluriculturalidad de México, un elemento que en primera instancia es enriquecedor pero que en nuestro México está lleno de ciertos «estigmas».

Citemos una parte de una canción de Amparo Ochoa:

Se nos quedo el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fe nuestra cultura
nuestro pan nuestro dinero.
Hoy les seguimos cambiando
oro por cuentas de vidrios
y damos nuestra riquezas
por sus espejos con brillo.

Hoy en pleno siglo XX
nos siguen llegando rubios
y les abrimos la casa
y los llamamos amigos.

Pero si llega cansado
un indio de andar la sierra
lo humillamos y lo vemos
como extraño por su tierra.

Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.

El fragmento anterior habla mucho de un sentimiento que la modernidad intentará a toda costa cubrir, pero que difícilmente separaremos de nuestra historia, el «malinchismo» y es uno de tantos problemas que afectan una sociedad dividida, pero insisto debemos tener cuidado, pensar que nuestras diferencias nos unen es un error, hay que pensar «somos tan diferentes que podría funcionar».

Mi/la propuesta es reconocer que México esta dividido en dos niveles fundamentales en el nivel social y en el nivel estatal, es decir, México es un estado fallido y una sociedad fallida. Estado fallido por la terrible impunidad que existe, por la intolerable corrupción, por la ignorancia sistemática provocada por un sistema educativo deplorable y demás…

Y sociedad fallida por la incapacidad de sus ciudadanos de ser individuos, de ponerse de acuerdo en algo, de actuar solidariamente, de construir instituciones, agrupaciones y fundaciones que no trabajen solamente para ciertos intereses y aquí aclaro que siempre hay sus honrosas excepciones pero guiarnos por la peligrosa frase de «no hay que generalizar» es ser moderno y pretender que no existe una tendencia, que no existe una serie de mecanismos o servomecanismos que nos han llevado hasta este punto, es ser ingenuo y victimizarnos, es dejar de lado una responsabilidad sobre el estado de este país que todos compartimos en cierta medida, es ser como una hoja al viento sin ningún control de su destino, porque efectivamente una hoja no puede cambiar la dirección del viento, pero poco a poco el silencio también nos vuelve cómplices, ¿Podemos escapar a las consecuencias de estar vivo?.

Por lo tanto considero que hoy en día hablar de una identidad nacional o un orgullo nacional es mentir, mentir porque vivimos en un México que no se puede poner de acuerdo en prácticamente nada, y tampoco es una situación característica de México, sino del mundo, pero en México se refleja de un modo particular. Hace tan solo una semana Jenaro Villamil era «invitado» a no marchar al frente de una marcha (valga la redundancia) que condenaba el feminicidio de Mara Fernanda Castilla, ciertas mujeres le decían que tenía que ir a un costado o en la parte de atrás, ante lo que yo me preguntó ¿Cómo se puede leer o entender eso?. De modo que ese México que no permitió que hombres y mujeres (mexicanos y mexicanas) marcharan «codo a codo» exigiendo justicia en un feminicidio que sacudió a la sociedad contrasta profundamente con un México que de la noche a la mañana se volvió solidario con todas las víctimas del terremoto.

Y entonces surge algo que a mi parecer es demasiado curioso: de pronto todo se trata de ayudar y elogiar a los que ayudan dejando de lado el cuestionamiento la sospecha y ante de continuar quiero hacer un paréntesis: De ninguna manera considero que debe de dejarse de ayudar ni critico a los que ayudan, por el contrario lo agradezco, sin embargo considero que los problemas de México son estructurales y esos problemas son invisibles para una masa que se moviliza sin un orden aparente.

Hagamos algunas concesiones, digamos que la gente que ayuda lo hace con un corazón muy sincero y está ampliamente dispuesta a cambiar México, digamos que es gente profundamente conmovida por el sismo y que siente una gran empatía por sus similares que están pasando un terrible momento.

Ahora las preguntas: ¿Qué le hace más daño a México?, ¿Un sismo o la corrupción?, ¿Un sismo o la falta de educación de calidad?, ¿Un sismo o todos los sentimientos que tenemos hacia los pobres?, ¿Un sismo o la impunidad que hay en México?,

Como decía anteriormente el problema de México es estructural, es de raíz, digamos en términos prácticos «el que la gente remueva escombros y done despensas no creará mejores empleos ni meterá en la cárcel a los responsables de haber construido edificios deficientes, ni mejorará el nivel educativo, etc, etc…».

Y es que el problema es la distancia tan grande que existe entre el estado y la sociedad, porque la sociedad ha tolerado sistemáticamente al estado, ha olvidado la relación que existe entre una y otra cosa y como he repetido muchas veces: la modernidad ha ido eliminando progresivamente el principio de correspondencia.

En consecuencia lo peor que le podría pasar a México ahora y que seguramente va a pasar es que todo vuelva a la normalidad, que nadie cuestione el por qué pasó lo que pasó que concluyamos que lo importante fue salvar las vidas de los atrapados en los escombros en lugar de pensar en por qué se cayó el edificio, y siguiendo con las preguntas incómodas, ¿A cuantos mató el sismo y cuantos mueren de hambre?, ¿Cuantos murieron por los escombros y cuantos ven sus vidas arruinadas por la violencia, la corrupción o la impunidad?.

La cuestión es relativamente simple, si todos saliéramos a exigir y hacer justicia por todas las causas justas en México, algo empezaría a cambiar y cuando digo «hacer» no entro en conflicto con el principio constitucional de que «nadie puede hacer justicia por cuenta propia» no soy de aquellos que promueven a los justicieros anónimos, hablo de una organización sistemática en donde los ciudadanos podamos vincular nuestras exigencias a la realidad, es decir, restablecer el principio de correspondencia. Un ejemplo «pequeñito» por allá del periodo de 2006 a 2012 subieron los impuestos y entre ellos hubo uno especial a las telecomunicaciones, en aquel entonces la sociedad se indignó y «se logró» que se gravara con un nuevo impuesto el internet, esto fue producto aparente de una sociedad, o por poner un ejemplo más reciente, la llamada ley «tres de tres» fue parte de una iniciativa social, ¿Hasta donde podría llegar una sociedad organizada?.

Ahora no nos hagamos ilusiones ni nada por el estilo, el problema no se va a solucionar con ideas, ni con políticas, tampoco con sanciones, el problema tiene que solucionarse de fondo, el problema se acerca más a una situación psicoanalítica en donde todos reconozcamos que pese a nuestras diferencias nos necesitamos mucho más de lo que parece, en donde seamos capaces de dejar de ser cangrejos, siempre jalando al que intenta escapar de la cubeta, en donde la sociedad pueda sitiar a los mecanismos que la tienen sitiada (referencia al libro «la sociedad sitiada»), pero el asunto insisto, creo no se completara en esta generación o este siglo, aun así es bienvenido el debate.

Señalo entonces que vivimos en una sociedad incapaz de actuar en consecuencia de algo, una sociedad que no sospecha, que no problematiza y que quiere mostrar cierta solidez, que quiere mostrar solidaridad, unión y orgullo en un evento que nos afecta a todos como nación, pero en donde la realidad es diferente, superficial y pasajera, como todo en este mundo líquido (referencia al libro «modernidad líquida»).

Insisto, lo peor sería (y probablemente va a ser) que esta reunión sea solo por «encimita» y mientras pasa el temblor, vale la pena mencionar que la revista proceso mencionaba que en los 32 años de diferencia entre el temblor del 85 y del 2017, no hemos aprendido nada, porque de nuevo volvieron a colapsar edificios por malas prácticas de construcción y mantenimiento.

Entonces queda por delante un evidente camino en «Y» en donde si elegimos transitar por donde estábamos transitando ya sabemos lo que nos espera, más de lo mismo y hasta el siguiente temblor para volvernos a reunir, mientras que por el otro camino se encuentra la posibilidad de ser «realistas» (no me gusta esa palabra) y asumir que hay mucho por hacer pero que estamos en desventaja los que auguramos un cambio y me refiero a un cambio ideológico, un cambio en el que aceptemos que hemos fracasado como civilización por egoístas y por pretender que la modernidad, es decir, la ciencia y la tecnología podrían «salvarnos» de los peligros de estar vivo, por ejemplo de los sismos, la realidad es que la vida es frágil y que la convivencia se pierde mientras los más afortunados siguen y seguirán tomando café en Starbucks intentándonos convencer de que eso es ser feliz.

Monstruos de la modernidad

Anteriormente escribí un post sobre lo que es la modernidad llamado introducción a la modernidad, sin embargo el concepto es tan envolvedor que es difícil disntinguir todo lo que abarca y sus consencuencias, no en balde hasta hace poco era relativamente común que todo el mundo dijera que tal o cual cosa es «posmoderna».

Hoy escribo con una profunda confusión sobre un hecho en particular y una serie de eventos de los cuales esta vez no tengo una lectura clara, pero los abordaermos paso a paso y los iremos desmenuzando.

El evento principal es el feminicidio de Mara Fernanda Castilla, en esta ocasión todo parece indicar que el uso del término feminicidio está justificado al 100% y esto evoca todo tipo de reacciones, sin duda hay un hartazgo, hay una reacción desmedida por practicamente toda la sociedad y no es para menos, pero sobretodo hay un quiebre.

Hace poco tiempo se supo también de una joven que subió a una combi y que sufrió una muerte similar, sin embargo en este caso parece más relevante que haya sido en un «cabify», algunos sectores de la sociedad parecen escandalizarse de que esto sea posible, ¿Por qué jode tanto que haya sido un cabify? Suerte que no le tocó a un uber.

Hay quien dice que México es un estado fallido, lo cierto es que el gobierno parece hacer cosas con suma rapidez cuando la presión mediática está sobre ellos, en esta caso la respuesta no se hizo esperar y se suspendió el servicio de cabify en Puebla, lo cual me parece exagerado, desproporcionado e injusto. Se me hace incluso terrible que se tenga que hablar de esto, ya que aunque es claro que la selección de conductores podría mejorar, la realidad es muy diferente, los feminicidios ocurren con o sin cabify y en este caso le tocó a Cabify.

Nunca vi a un gobierno realizando acciones como la de suspender el servicio de cabify en otras entidades, a lo que yo pregunto, ¿Que hizo el gobierno de Chihuahua respecto a las muertas de Juarez?, ¿Que ha hecho el gobierno del estado de México al respecto? En este caso lo que yo veo es un gobierno que actúa visceralmente y sin lógica alguna, me parece preocupante, el problema no es cabify, el problema es un estado fallido, el problema es la descomposición social.

Los agresores de mujeres están en todas partes y se encuentran integrados en una sociedad caótica, heterogénea y sin identidad alguna, son producto de un estado que descuido la educación, el trabajo y otros aspectos fundamentales que permiten una convivencia armoniosa, es una hydra a la que le cortan una cabeza y le salen tres, suspender a cabify solamente dejará a los usuarios más indefensos aun, si no entendemos este punto estamos francamente perdidos.

Y este es uno de los primeros monstruos de la modernidad, hay un dicho que reza más o menos «muerto el niño, se tapa el pozo», pues en este caso sería «muerto el niño, se prohíben los pozos». Este monstruo niega y deniega una serie de realidades, libertades y principios, también dice que el antro del que salió Mara no debía estar operativo a cierta hora, lo que convierte México en un espacio en el que sus ciudadanos no deberían transitar a ciertas horas, ¿Donde queda nuestra libertad?, un mexicano debería poder estar en cualquier parte del territorio a cualquier hora, pero al parecer la autoridad dice que no, que para evitar estas situaciones no, que por nuestra propia seguridad, no. Volviendo al dicho, sería algo así como «los pozos matan niños», en lugar de mencionar algo así como «la negligencia mata niños». De pronto es la noche la que agrede a las mujeres y no la ausencia de un estado que funcione.

El problema de fondo como he dicho es la descomposición social, ya no digamos institucional y esto tiene mucho que ver con el principio de correspondencia, que insisto pueden leer en mi artículo introducción a la modernidad, es vital que entre nosotros los ciudadanos pueda existir una forma de relacionarnos unos con otros, de unirnos y de entender como se conectan nuestras vidas en esto que llamamos sociedad. La o las personas que agredieron a Mara lo hicieron entre otras cosas porque confían en la incapacidad del estado para proteger a sus ciudadanas y a la vez porque no hay una sociedad en la que sus ciudadanos sientan un interés recíproco en el bienestar del otro, es decir los ciudadanos nos ciudamos ni protegemos entre nosotros mismos.

Para poner un ejemplo, alguna vez me contaron que en Tailandia se les advierte a los turistas que eviten todo tipo de pelea o discusión con los locales, porque en caso de un conflicto, los tailandeses no dudan de invertir a favor de sus compatriotas, por lo que un turista se ve rapidamente en desventaja. ¿Qué pasaría si en México todos los ciudadanos «saltaramos» ante cualquier sospecha de agresión hacia una mujer? Creo que es una pregunta algo ingenua, pero lo que quiero señalar es la ausencia de toda cohesión social que nos permita protegernos mutuamente, después de todo el hotel reportó la ausencia de una toalla y una sábana pero al parecer no pudo notar a una joven siendo violentada y no culpo al hotel, pero en ocasiones la sociedad es diestra para detectar anomalías, en este caso nadie vió nada, sólo unas cámaras captaron anomalías posteriormente.

Ahora ¿Quién es el loco o el monstruo o el feminicida? La realidad es que a estas alturas es difícil caracterizar a las personas, la perdida de la individualidad da origen a una vida ciertamente esquizofrénica en donde la modernidad busca culpar a los dientes y no al león. El problema de la modernidad, insisto es que no hay un sujeto, solamente hay sombras, ideas, esteretipos, comportamientos, el estado esta culpando al chofer, quien puede que sea el responsable, pero en todo caso el es solo un diente, es una persona que no puede haber cometido todos los feminicidios que acontecen en el país, es muy poca cosa para todo el fenómeno de la violencia contra las mujeres, es un elemento de un comportamiento sistemático. Y primero que nada quiero aclarar dos cosas, la primera que no se debe obviar el estado de derecho y que este personaje debe ser inocente hasta que se muestre lo contrario y la segundo, que para mi existe la SOSPECHA de que hay más de una persona involucrada en este feminicidio.

Pero el estado es ágil para estos casos y practicamente ya condenó a este sujeto, como si matando a un perro acabaramos con la rabia y reduce el asunto a una situación de un loco que priva de la libertad a Mara, la viola y asesina, los que quieran creer esa situación están en su derecho, pero yo creo que hay más, sin embargo el estado parece que va a defender la tesis de que el móvil de feminicidio sólo está relacionado con la violencia sexual y machista, considero que es necesario inconformarnos con una explicación tan corta, las mujeres merecen una explicación de por qué las están matando.

Uno de los monstruos es el silencio, la indiferencia y también la política, podemos llamarlo gobierno y es un monstruo que habla con un lenguaje politicamente correcto, que parece actuar pero que no actúa, que parece preocuparse pero que no se preocupa, que parece presente pero está ausente y sólo aparece para intentar cubrir su ausencia.

Por otra parte el monstruo feminicida es un monstruo sin rostro que se esconde en algunos ciudadanos, pero puede ser cualquiera, el quiebre del principio de correspondencia dio lugar a una serie de sociópatas que están superadaptados a la realidad, pueden ser corteses, amables y engañar a las pruebas de confianza y demás, combatir a un enemigo invisible es algo complicado, en Europa por ejemplo antes de algún ataque terrorista han existido ciertas advertencias por organismos de inteligencia, pero incluso esos estados de «primer mundo» son incapaces de anticipar a un enemigo que entiende la mecánica del caos.

¿Cómo se combate a un enemigo así? En «el caballero de la noche» Alfred cuenta una anécdota sobre un ladrón de joyas y responde rapidamente «tuvimos que quemar todo el bosque», esa es la magnitud del problema, ese el tamaño de una sociedad descompuesta, la única forma de combatirla es a través del reestablecimiento del principio de correspondencia, pero eso se antoja imposible a estas alturas, y se refiere basicamente a crear formas de vivir que restauren la confianza de unos con otros, que permitan la convivencia, que nos permitan entender la subjetividad ajena, en fin… sueños guajiros.

En fin, creo que el tema da para mucho más y si considero oportuno escribiré una segunda parte, por lo pronto queda exigir justicia y construir un mundo distinto, los vivos, los biófilos (se recomienda leer «el corazón del hombre» de Erich Fromm», tenemos mucho que hacer por este mudno y por nuestras amadas mujeres.

Otra vez la burra al maíz

La hipercomunicación, es decir, el fenómeno que nos permite comunicarnos instantáneamente con todo el mundo y expresar nuestras opiniones trae consigo ciertos problemas y fenómenos que escapan de diversos controles, hoy en día se puede transmitir videos en vivo que den cuenta de desastres naturales, delitos, experiencias, opiniones y demás, el problema es que conviven entre sí informaciones que pueden distorsionar o desviar la atención de eventos realmente importantes, aunque desde luego cada quien es libre de hacer lo que quiera.

Anteriormente escribí la ignorancia empoderada, en donde daba cuenta de como cualquier persona puede opinar en internet y eso da lugar a que a la gente entre ella misma valide o convalide información carente de criterio, algo así como la libertad de expresión convertida en libertinaje, lo cual NO es malo, mucho se ha luchado para que todos disfrutemos de la libertad de expresión, el problema es que hay un detrimento de la calidad de las expresiones ajenas, porque ahora resulta que todo el mundo opina, todo el mundo sabe. He de insistir que lo que vivimos actualmente es la pérdida de la individualidad, muchos de los que escriben en internet simplemente reflejan las ideas que circulan en el inconsciente colectivo, en el internet, en los medios y en otros canales que no necesariamente son visibles, medibles o cuantificables.

Ahora, vayamos de lleno al tema, la «polémica» mars ha vuelto a abrir la boca y nuevamente ha llamado la atención de mucha gente al decir en resumidas cuentas que «los pobres» no deberían tener hijos. Ante lo cual me pregunto si esa idea es «suya» o hay alguien más (un «manager» por ejemplo) que esté detrás de ese tipo de exhibiciones que claramente buscan generar polémica, porque en internet tráfico es dinero. Creo sinceramente que hay un mecanismo que le dice a ella que decir o que temas tocar, no creo que sea una coincidencia que otra «youtuber» hiciese un video secundándola, pero me reservo mi derecho de ver el otro video, el primero ya es lo suficientemente decepcionante.

Entonces la «mars» propone que los pobres no deberían tener hijos y lo que me sorprende en primera instancia es la cantidad de personas que dicen babosadas como «tienes razón, pero debes suavizarlo», «tienes la idea pero está mal enfocada», «tienes razón en parte», o un comentario muy intelectual que decía «si hubieras ido a la escuela sabrías que hay algo que se llama ‘pragmática del lenguaje’ que sirve para decir las cosas sin ofender'», etc.

Y me sorprende lo anterior porque a mi parecer los comentarios de la «mars» son sumamente cuestionables y de hecho los cuestionaremos, pero en esta modernidad líquida (léase a Bauman) no hay un escrutinio de la literatura científica ni social ni nada, hay nada, solamente hay opiniones, que yo insisito que son opiniones ajenas, pero bueno, quizá eso lo abordemos en otra ocasión.

Ahora bien, la crítica:

«Los pobres no deberían tener hijos»: La niña dice esto y al hacerlo no se da cuenta de que propone normar o regular la vida de los pobres, ante lo que yo pregunto ¿Quién es ella para decirle a «los pobres» que hacer?. Claramente no es una socióloga. Aquí hay un problema serio porque ella pretende meterese con las garantías individuales, con el libre albedrío, con la soberanía de cada quien justificada en una serie de argumentos moralistas, como que «traen gente al mundo a sufrir» y cosas por el estilo. Y entonces vale la pena recordar ciertas cosas; primero que los derechos civiles costaron millones de vidas a lo largo de la historia y sería una pena que limitaramos las libertades de «los pobres» por irresponsables, dicho de otro modo sería terrible que como sociedad dijeramos «los pobres no deberían nacer».

Ahora, la gente continuamente olvida que es el estado y para que sirve, quizá porque algunos dicen que vivimos en un «estado fallido», pero el estado es precisamente el garante de que todas las personas nacidas bajo su soberanía gocen de ciertos derechos, por ejemplo a la salud, a una vivienda digna, a educación de calidad, etc. Y aquí es en donde tenemos un problema serio, porque si el estado funcionara, en teoría los pobres no tendrían porque preocuparse más que de ser felices y pagar impuestos y si los pobres fuesen tan malos como para no trabajar ni pagar impuestos, aún así debería haber orfanatos que garanticen el sano crecimiento de los niños, por lo que nuevamente «en teoría» y solo «en teoría» si el estado funcionase el crecimiento de todos los niños hijos de padres pobres o «ricos» debería ser «de calidad» para todos.

Entonces para gente muy extremista el problema del desarrollo infantil no es un tema que los padres deban llevar por si mismos, sino es una cuestión estructural, una cuestión de estado, de sociedad, etc., no vivimos en la selva como para que cada pareja que tenga hijos «se las arregle como pueda», el orden institucional debería cooperar con ello, aunque no es del todo así.

El problema obviamente son las ideas de corte normativo que pretenden establecer a través de la ética, la moral y otros principios cómo se deber vivir la vida y aquí es donde conviene leer al genial Foucault y su concepto de biopoder, lo cual es demasiado complejo para abordar en un artículo, quizá necesitaríamos un capítulo de libro para explicar las relaciones entre el estado y la natalidad de los pobres.

Un punto que me resulta especialmente interesante es la ausencia de «consciencia», recordemos que «la mars» se dio a conocer con una frase «he tomado la decisión consciente de salirme de la preparatoria», sin embargo sabrá Buda que entiende ella por consciente, porque en su primer planteamiento decía algo así como que el sistema retrógrada lleno de borregos te decía que tenías que estudiar la primaria, la secundaria y la preparatoria para finalmente estudiar lo que tú quisieras estudiar, pero ese sistema «opresor» al parecer si es bueno o sería bueno para decirles a los pobres que si no tienen una vivienda digna, un empleo estable, un automóvil y dinero para cualquier eventualidad, no deberían tener hijos. ¿Qué pasó ahí?, ¿Por qué sería bueno «saltarnos» el sistema educativo y no sería bueno saltarnos el sistema «moral» al momento de procrear a un individuo?

¿Quienes son «los pobres»? Otro asunto que nadie cuestiona en las redes sociales es el relacionado a la pobreza, según la coneval, en México hay 55 millones de pobres, algo así como la mitad o casi la mitad, no me interesa la cifra exacta, sino «la realidad» y esta es que en México practicamente todos somos pobres, bueno sólo 55,000,000, lo que significaría más o menos que todos esos mexicanos NO deberían tener hijos, según «la mars». Aunque yo creo que la realidad es mucho peor, por ejemplo un artículo de Oxfam revela que ocho personas poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad, lo que me lleva a pensar que en términos de dinero, quizá el 80% de la población NO debería tener hijos, dicho de otro modo, el que tengas para una casa, un auto y demás no te hace rico, debido a que la desigualdad y la estratificación de la sociedad moderna ha creado verdaderos monstruos, podemos leer por ejemplo en una economía para el 99% como el 1% de la población mundial tiene más dinero que el resto junta (valga la redundancia), entonces «mars», nosotros el 99% ¿deberíamos o no tener hijos?.

Y cabe preguntarnos, ¿Qué es la pobreza?, obviamente es la ausencia de riqueza, pero la gente tiende a pensar que se refiere sólo a lo monetario, lamentablemente también hay pobreza cultural e intelectual, sin embargo aquí mi propuesta es simple: la pobreza es el resultado de un problema estructural. Una vez leí que el mundo produce suficientes alimentos como para alimentar a todos, pero el problema es que muchos se tiran y obviamente cuestan, por lo que lo que un supermercado tira aquí no puede alimentar a los pobres niños africanos. Pero bueno la modernidad a lo que más ataca es algo así como que los pobres son pobres porque quieren, porque no estudian, porque no trabajan, etc… Y aquí quiero ser redundante, nuevamente es el estado el que debe proveer de educación y si el estado funcionase seguramente habría empleos, bienestar y demás. Por otra parte el problema de la pobreza es complejo y ha acompañado a la humanidad durante mucho tiempo, ¿Sería realmente tan fácil erradicarla simplemente «capando» a los pobres? Estoy convencido de que no, creo firmemente en que el problema es estructural y mientras que no se eliminen las desigualdades sociales, culturales y no haya un acceso parejo al empleo, a la educación y demás, seguiremos viendo estas profundas desigualdades, pero de esto ya se habla mucho, sólo que la gente le encanta olvidarlo, supongo que es más fácil «pendejear a los pobres».

Dicho sea de paso… todos los economistas y trabajadores sociales y demás que luchan contra la pobreza pueden renunciar a sus cargos, «la mars» ya encontró la solución.

Preguntas aleatorias:

¿Que pasaría si la cura del cáncer estuviera encerrada en la mente de alguien que no tiene para comer mañana?

¿Como sería el mundo si mañana desaparecieran «los pobres»?

El estado es uno de los principales reguladores de la educación, ¿Debería también regular nuestros derechos reproductivos?

¿Por qué el sistema retrógrada no debería poder decirte como debes estudiar pero si si debes o no reproducirte?

¿Muerto el perro se acaba la rabia? ¿Sin pobres dejaría de haber pobreza?

Por último vale la pena ver la película un mundo maravilloso.